La aventura y la vida de la remera Angela Madsen han acabado de la manera más trágica posible. Esta mujer de 60 años estaba buscando un hito más en su intensísima trayectoria vital, al intentar convertirse en la persona de mayor edad en cruzar el océano Pacífico a remo totalmente sola. Para añadirle mayor dificultad, Madsen era parapléjica.

El 22 de abril comenzó su viaje entre Los Ángeles (California) y Honolulu (Hawái) a bordo 'Row of Life', una embarcación teóricamente preparada para ayudarle a hacer esta travesía. 

Llevaba algo menos de la mitad del recorrido cuando, el pasado domingo 21, se perdió todo contacto con ella. Angela solía comunicarse a primera y a última hora del día vía satélite con su esposa Debra y con los directores del documental en el que iban a contar su vida, pero no hubo señal.

Rápidamente cundió el pánico entre los suyos, y avisaron a los guardacostas de Estados Unidos, que fletaron una avioneta para inspeccionar la zona. Encontraron la embarcación y, atada a ella, el cadáver de Madsen flotando. Un carguero alemán que estaba cerca se desvió para recoger su cadáver.

Exmarine, tres veces paralímpica, referente LGTBI...

La vida de Angela Madsen da para una película o una serie. De hecho, no se descarta que así sea finalmente.

Nacida en Long Beach, California, en 1960, fue madre soltera a los 17 años, lo que le impidió continuar con una prometedora carrera como atleta que había comenzado en el instituto.

De familia de larga tradición militar, se enroló en el cuerpo de Marines de Estados Unidos, sólo para demostrar a sus hermanos que podía hacerlo. Una vez que completó el periodo en la academia, el Cuerpo le dio una casa a la que se mudaron ella y su hija, que se había quedado a cargo de sus padres. Allí conoció al que sería su marido.

En su primer entrenamiento con el equipo de baloncesto de los Marines, una compañera le pisó la espalda y le rompió dos vértebras. Quedó parapléjica

Su afición por el deporte y unas condiciones físicas innatas hicieron que el equipo de baloncesto femenino de los Marine Corps la fichase, pero en el primer entrenamiento con el equipo sufrió el accidente que le marcó la vida: cayó al suelo, una compañera le pisó la espalda sin querer y le rompió dos vértebras. Las cirugías a las que se sometió fueron aún peor: le agravaron las lesiones y acabó con la espina dorsal rota. Se había quedado parapléjica.

La situación económica a la que se tuvo que enfrentar se puso aún peor, cuando su matrimonio se rompió (en 1981 confirmó que, en realidad, era lesbiana) y perdió su casa. Llegó a vivir en la calle, primero, y luego en un pequeño almacén cerca del parque de Disneylandia.

Gracias a su pasado como deportista, se enteró de la existencia de los Juegos para Militares Veteranos y se apuntó al equipo de baloncesto en silla de ruedas. A partir de ahí fue reconstruyendo poco a poco las piezas de su ya intensa vida, aunque tenía poco más de 20 años. 

Fue probando en varias disciplinas, hasta que a principios de los 2000 empezó a ser una de las más destacadas en remo paralímpico. Ganó la plata en el Mundial de Sevilla de 2002, y después encadenó tres oros consecutivos en los de Milán, Bañolas y Kaizu. En 2007, se convirtió en la primera mujer discapacitada en cruzar el océano Atlántico a remo y, en 2009, la primera junto a Helen Taylor en hacer lo mismo en el Índico. Entre medias, debutó en sus primeros Juegos Paralímpicos, los de Pekín 2008. Acabó 7ª.

Pese a que era en remo donde era todo un referente, se clasificó en pruebas de atletismo para los Juegos Paralímpicos de Londres 2012, donde participó en lanzamiento de jabaliina y de peso. En esta última disciplina, en la categoría de F56, obtuvo la medalla de bronce. Repitió en ambas competiciones en Rio 2016, aunque acabó 8ª y 7ª respectivamente.

Su vida quedó plasmada en una autobiografía, escrita en 2014, titulada 'Remando contra el viento'.