El Real Madrid ha pasado, en el corto periodo de tiempo que dura un mes de febrero, incluso bisiesto, de presumir de mantener la portería a cero, defensa férrea y acierto de cara al gol, a encontrarse a las puertas de su semana decisiva con dudas de todos los colores.

Ante el Levante el sábado el equipo de Zidane mostró una buena imagen e, incluso, y dejando a un lado los debates arbitrales, debió cerrar el partido con resultado a su favor, sin quitar mérito al conjunto valenciano. El Madrid lo intenta, pero, últimamente, no le sale.

Tras morir matando en Copa, y perder la medida del buen hacer con la que iniciaron el año, llegando a ceder el liderato en favor de un eterno rival sumido en una crisis institucional de serie de Netflix, el club blanco afronta esta semana los octavos de Champions ante un equipo entrenado por Pep Guardiola, otrora monstruo final del juego para el Madrid, y cerrando el domingo recibiendo en casa al Barça, en una oportunidad única de reconducir la situación.

El Real Madrid es un equipo que aún habita en el limbo del 'postcristianismo' desde que el portugués abandonara el club para recibir vítores en Italia. Encontrando más o menos el gol gracias a un renacido Benzema y con la esperanza puesta en la nueva hornada de brasileños, los blancos volvieron a mirar hacia delante con firmeza tras el regreso de Zidane. Sin embargo, se han visto montados en bucle en una suerte de tobogán que no terminan de dominar. Un 'Helter Skelter', ya lo cantaban los Beatles, que les mantiene en un continuo subir y bajar.

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La baja de Hazard, un contratiempo deja vu

La llegada de Eden Hazard al Real Madrid era uno de los pocos motivos que ilusionaba al madridismo al inicio de la presente campaña. La esperada llegada del belga en verano no se ha traducido en lo que a priori cabría esperar de una figura mundial cuyo idilio con el club blanco es un amor que venía de lejos.

Hazard recayó de su lesión este sábado y una fisura en el peroné le mantendrá de baja hasta que la temporada llegue a su fin. 

A la ausencia de la estrella belga, drama ya de por sí, hay que sumarle la angustia del casting de sustitutos, en una temporada en la que pocos parecen estar al nivel que otro día mostraron.

Isco, Bale o Vinícius protagonizan la terna principal para continuar mandando en la banda, ante una semana que puede marcar el resultado de la temporada.

Ramos: "Le pregunté al árbitro si tenía algún problema conmigo"

Ramos, en el aire

Las declaraciones de Sergio Ramos tras ver una amarilla cuando apenas se habían jugado diez minutos del partido del Madrid ante el Levante pueden desembocar en una sanción de Competición que dejaría al capitán madridista fuera del Clásico. 

La inquina de Hernández Hernández que insinuaba el sevillano puede acabar siendo, efectivamente, perjudicial si el organismo sancionador de la RFEF así lo considera. 

Benzema, de nuevo a tirar del carro

Si hay un jugador que está siendo decisivo en una temporada en la que el Madrid parece, una vez más, capaz de lo mejor y lo peor, es Karim Benzema. Desde la marcha de Cristiano Ronaldo el francés ha tirado del carro del ataque blanco, desplegando esa magia que a lo largo de los años ha pasado desapercibida para muchos, pese a ser de vital importancia para el funcionamiento del engranaje madridista. Ante el City y el Barça recae sobre sus hombres buena parte de la esperanza blanca.

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Con todos estos contratiempos y una nube de dudas sobrevolando Valdebebas, el Real Madrid recibe en un lapso de cinco días a dos gigantes a los que derrotar para seguir soñando con levantar títulos esta temporada y dejar la anterior en un mal recuerdo de transición.

Enfrente, dos equipos que no están ni mucho menos en su mejor momento pero que, por calidad individual, mantienen intacta la capacidad de destrozar a quien se le ponga por delante.

Zidane, que se ríe cuando le mencionan la famosa 'flor', deberá afrontar los partidos con la autoridad y la confianza que deben caracterizar al Real Madrid y evitar así meterse en un jardín.