JOAN RIBÓ. ALCALDE DE VALÈNCIA
OPINIÓN

En defensa de los intereses valencianos

El alcalde de València, Joan Ribó.
El alcalde de València, Joan Ribó.
AYUNTAMIENTO DE VALÈNCIA
El alcalde de València, Joan Ribó.

Cada 9 d'Octubre, los valencianos y valencianas nos reencontramos en la celebración de una fecha histórica que nos permite reconocernos como pueblo. Es, por lo tanto, una jornada eminentemente emotiva, a la que incorporamos una carga reivindicativa desde que recuperamos nuestro autogobierno, con la llegada de la democracia. Una jornada, en definitiva, en la que, desde la pluralidad que caracteriza a cualquier sociedad, debemos unir esfuerzos para trazar una hoja de ruta común en la defensa de los intereses de València y de nuestros vecinos y vecinas.

Da igual el color de la piel de cada cual, la lengua que emplee habitualmente, su opinión, a quién ame, su edad o su lugar de nacimiento: la ciudadanía que estima esta tierra y trabaja por el bienestar de su gente es la que consigue enriquecer el sentimiento de valencianidad que en un día como hoy celebramos con orgullo. Celebramos, por tanto, nuestra valencianidad desde la pluralidad democrática, caminando conjuntamente por un objetivo común, que debe ser el de mejorar nuestro bienestar como pueblo.

Solamente desde la unión podremos visualizar la agenda pendiente de nuestra ciudad y de todo nuestro territorio para alcanzar unas cotas de modernidad en materia de infraestructuras, inversión y financiación acordes con nuestra población y con las necesidades del siglo XXI. Porque sabemos de nuestra valía, de nuestra capacidad de esfuerzo y de emprendimiento, de nuestro talento, así como de la innovación que podemos exportar; pero de nada nos servirá si no tenemos las herramientas necesarias para consolidar ese dinamismo y hacernos mucho más competitivos.

Estamos avanzando como ciudad, algo innegable, pero no nos conformamos simplemente con una puesta a punto. Queremos estar a la vanguardia de las sociedades más competitivas, dinámicas y justas. Porque el bienestar de nuestros vecinos y vecinas solo es posible si ponemos en primer plano, a una veu, la dinamización de nuestra economía y los valores de equidad que promovemos desde el Ayuntamiento de València. Es por eso que reivindicamos unas infraestructuras adecuadas para nuestra ciudad, como son el soterramiento de las vías del tren, de manera que podamos evitar ser el semáforo ferroviario del Corredor Mediterráneo.

De igual modo, exigimos una conexión digna de ferrocarril entre València y el eje europeo atlántico, y renovamos nuestra demanda por una inyección económica para el transporte metropolitano de València, de manera equiparable a lo que reciben el resto de áreas metropolitanas de España, como es el caso de Madrid o Barcelona. No queremos ser más que nadie, pero tampoco los últimos en todo. Queremos un trato justo, y que el gobierno central asuma como propia la deuda de la Copa América como evento de proyección internacional como lo hizo en su momento con las Olimpiadas de Barcelona, o con las Expos de Sevilla y Zaragoza. Y tenemos derecho, finalmente, a unas inversiones adecuadas en puerto, aeropuerto y en materia cultural.

No es que el alcalde València pida lo imposible. Simplemente el pueblo valenciano y yo mismo como vecino y alcalde reclamamos un trato justo para nuestra ciudad. Y el 9 d'Octubre es una fecha clave para renovar esta defensa de los intereses valencianos, puesto que debe ser el día en que todos y todas hagamos gala de una valencianidad que, más allá de lo emocional y lo simbólico, también se ocupe de todo lo que repercute en una mejor dinamización de nuestra ciudad.

Por supuesto que el resto de administraciones también deben contribuir a ello. Y el Ayuntamiento el primero. Sin ir más lejos, hace unas semanas presentamos un balance económico municipal intachable, que nos ha permitido salir del Plan de Ajuste del Ministerio de Hacienda que nos impedía invertir de manera autónoma en nuestros propios barrios. Salimos del Plan de Ajuste cuatro años antes de lo previsto, y habiendo reducido a menos de la mitad la deuda de las arcas municipales que nos dejaron los anteriores gestores. Es decir, hemos pasado de una cota máxima de deuda que llegó a superar los 1.000 millones de euros en mayo de 2012, a finalizar este 2018 con una previsión de deuda de 446 millones. Obviamente todavía queda mucho camino por recorrer, pero una gestión responsable tiene sus frutos, y lo hemos demostrado.

En definitiva, cada institución, pública o privada, debe contribuir a defender nuestra singularidad como pueblo, y también el bienestar para nuestra ciudadanía. Un esfuerzo común que no debe perderse en debates estériles que ahondan la desunión sino, al contrario, debe fortalecerse desde el respeto a la diversidad, a la pluralidad de nuestra sociedad. Porque juntos y juntas somos imparables.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento