Decían en la película Carmina y amén que se estaba muriendo gente que antes no se moría. Qué razón. Y lo peor es que, además, para más inri, nos morimos más. La cifra de nacimientos es más baja que la de defunciones. Lo dice el INE. De fecundidad estamos bien, pero no nos animamos. Resultado, envejecemos. ¡Con lo sobrevalorada que está la juventud! Es la nueva realidad española: enterrar más que bautizar. Y lo digo en plena Navidad. Uff.
OPINIÓN14.12.2016 - 06:30h
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