MARIO ARNALDO. AUTOMOVILISTAS EUROPEOS ASOCIADOS
OPINIÓN

La autopista no necesita fuegos de artificio

Mario Arnaldo preside Automovilistas Europeos Asociados.
Mario Arnaldo preside Automovilistas Europeos Asociados.
ARCHIVO
Mario Arnaldo preside Automovilistas Europeos Asociados.

Perplejo me he quedado al oír al director general de Tráfico hacer responsables del caos circulatorio vivido el pasado fin de semana en la AP-6 a los miles de conductores que durante horas quedaron atrapados por efecto de la nieve. Y uno, que lleva muchos años en estas lides, ya está acostumbrado a los 'fuegos de artificio' de quienes pretenden desviar la atención sobre quién tiene responsabilidad cuando algo falla. La situación de zozobra, de angustia, que vivieron en una autopista de peaje miles de ciudadanos no puede quedar impune.

En primer lugar, existe una responsabilidad clara y diáfana de la empresa concesionaria, a la que se puede reclamar una indemnización porque no adoptó las necesarias medidas precautorias para evitar o atenuar los riesgos de la circulación en una situación de nevada intensa. La nieve es un fenómeno inevitable pero previsible, y por tanto lo ocurrido se ha debido a una falta de diligencia de la concesionaria. Desde 2013 los empleados de las autopistas tienen la consideración de autoridad temporal y pueden ordenar la regulación del tráfico e incluso impedir el acceso de aquellos automovilistas no provistos de cadenas.

Pero la DGT también tiene su parte de responsabilidad, y no solo porque la ley de tráfico le otorga la competencia de la regulación, ordenación y gestión del tráfico y el cierre de las vías a la circulación por razones de seguridad vial, sino también porque debe velar por que la circulación por las vías que discurren hacia las autopistas sea segura. No fueron los ciudadanos los que tomaron decisiones inapropiadas. Lo inapropiado fue la inadecuada información dada por las autoridades: prueba de ello es que más de 4.000 conductores y sus familiares quedaron atrapados, previo pago, en un callejón sin salida. No se impidió el colapso, pudiéndolo haber evitado desviando el tráfico hacia rutas más seguras o deteniéndolo temporalmente, como se hizo al día siguiente. Y lo más dramático: no se informó convenientemente a los automovilistas atrapados sobre la evolución de las operaciones de rescate para mitigar la situación de angustia y zozobra sufrida por miles de familias atrapadas por la nieve y el frío. Lo que se debe hacer ahora es pedir perdón, arbitrar un sistema de reclamación ágil para que los afectados puedan solicitar de la concesionaria la oportuna indemnización por daños morales y mejorar los planes de vialidad invernal.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento