Las claves de la crisis de deuda

Trichet y Salgado.
Trichet y Salgado.
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Trichet y Salgado.

Leemos estos días que "la prima de riesgo de la deuda española vuelve a marcar otro registro histórico", que "el Tesoro coloca 3.256 millones en letras" y que "el diferencial con el bono alemán cerró el martes en 230 puntos", pero... ¿sabemos lo que significa? ¿Entendemos estos conceptos?

A veces se intuye el significado. No es difícil descubrir que una frase que incluye las palabras "riesgo", "deuda" y "registro histórico" no augura nada bueno, pero, ¿qué significa cada término exactamente?

La importancia del bono alemán

La economía alemana se ve como una de las más seguras de toda Europa y se considera que es uno de los países que mayor seguridad financiera aporta. Por eso la rentabilidad de su deuda se toma como punto de partida para medir el resto.

Un ejemplo práctico: cuando leemos que "el diferencial con el bono alemán cierra en 230 puntos" significa que España paga un 2,30% más que Alemania por la misma financiación, tal y como se explica en Plan General Contable.

La prima de riesgo

Cuando leemos que la prima de riesgo se dispara, significa, en resumidas cuentas, que los inversores (cuyo conjunto conocemos comúnmente como "mercados") no se fían de que vayan a recuperar lo invertido. De ahí que el temor al contagio irlandés haya disparado la española.

La prima de riesgo es el interés adicional que los mercados requieren para comparar un activo poco seguro. La prima de riesgo equivale a lo que un país debe pagar de más por su deuda en comparación con el activo más seguro del mercado; es decir, si un activo de España cotiza un 5% y el de referencia cotiza un 3%, España tendría que pagar un 2% más, lo que equivale a 200 puntos.

El Tesoro, las Letras y los Bonos

Las Letras y los Bonos salen a subastaLos Estados (el español no es una excepción) requieren financiación y ésta se busca en numerosos inversores. Como es lógico, una empresa o un particular no puede hacerse cargo de la financiación de un Estado entero, por lo que se divide en pequeñas cantidades que se reparten a su vez entre numerosos inversores hasta que se satisfacen las necesidades económicas estatales.

La forma de repartirlo es mediante Letras del Tesoro y Bonos y Obligaciones del Estado. Todos ellos salen a subasta y su precio de adquisición es inferior al importe que el inversor recibe en el momento en el que se le reembolsa. La gran diferencia es el plazo de vencimiento:

  • Letras del Tesoro: son inversiones a corto plazo, cuyos plazos de vencimiento oscilan de los 3 a los 18 meses. Los intereses son iguales a la diferencia entre el importe pagado al comprarlas y el que se recibe en el momento de su venta o amortización.
  • Bonos y Obligaciones del Estado: son inversiones a medio y largo plazo; mientras el Tesoro emite bonos a 3 y 5 años, las obligaciones son de diez, 15 o 30 años. Sus propietarios cobran sus intereses anualmente, lo que se conoce como “el cupón“, que es fijo mientras dure el Bono o la Obligación.

Las agencias de calificación

Son los cocos de los mercados, capaces de desestabilizar los mercados con sus valoraciones. Su labor es calificar la deuda de las administraciones públicas, establecer qué riesgo asume una persona por invertir en determinada administración. Siendo prácticos: igual que sabemos que un hotel de cinco estrellas es mejor que otro de una, las puntuaciones que dan estas agencias a las deudas dan una idea a los inversores para conocer cuál será la rentabilidad que obtendrán si apuestan por uno u otro emisor.

Para ello utilizan modelos econométricos en los que usan distintas variables como la deuda acumulada, la velocidad en devolverla, etc. que les sirven para valorar el potencial económico del sujeto analizado. Es decir, estos datos informan, por ejemplo, de si una inversión en un determinado producto financiero (letras del tesoro, acciones, etc) es arriesgada, analizando la posibilidad de que el inversor cobre los intereses y de que recupere el dinero una vez vencido el producto.

Cuanto mejor sea la calificación del Estado, más seguro será considerado y mayor garantías dará a los inversores, que esperarán una tasa de rentabilidad menor. Si la calificación es baja, el Estado deberá ofrecer una gran rentabilidad a los inversores para que estos decidan apostar por él. Las agencias no siempre aciertan, pero su opinión suele ser tomada en cuenta.

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