Belén Rueda afronta su séptima película - la cuarta como protagonista principal - en el thriller Los ojos de Julia, dirigido por Guillem Morales. Nuevamente, al igual que El orfanato o el Mal ajeno, plagada de elementos inquietantes, aunque sin recurrir a lo sobrenatural. Definida como "un viaje a la oscuridad, físico y emocional", es la historia de una mujer que se está quedando ciega, pero que antes insistirá el resolver un crimen, el del posible suicidio de su hermana gemela. Los ojos de Julia, coprotagonizada por Lluís Homar y Pablo Derqui, se estrena el 29 de octubre.

Después de El orfanato, El mal ajeno o Los ojos de Julia, ¿se siente como una musa del terror?

Cuando me lo dicen me encanta, pero no me siento así. En los tres casos me ha pasado lo mismo: me llega el guión, lo leo y no puedo dejar de leerlo hasta el final. Con Guillem fue especial. La acción, originalmente y como era una producción internacional, transcurría en Escocia, pero en ese momento estaba con el proyecto de El mal ajeno y no pude aceptar. Al año siguiente me volvieron a pasar el guión, en español y con una versión más pulida, y dije: ahora sí.

¿Al leer el guión y comprobar que su personaje tiene prácticamente todo el protagonismo de la película, es una responsabilidad que asusta o es un reto?

Lo que sí puedo asegurar es que un buen actor con un mal guión... mal vamos. Y el éxito de una película es un todo. Pero respecto a la pregunta, sí que te entra un cierto temor porque es mucha responsabilidad. Cuando leo un buen guión me entra pánico, pienso si sabré estar a la altura. Es muy importante para un actor que la historia te permita ir desarrollando el personaje y dar registros muy diferentes. Por ejemplo, aquí interpreto a dos personajes, a dos hermanas gemelas, Sara y Julia, y Sara me costó mucho más porque debía definirla sólo en dos secuencias, y dejar claro quien y cómo es.

¿Otro de los desafíos fue el tener que actuar basándose sobre todo en la mirada, con la expresión de los ojos: miedo, sospecha, la ceguera...?

Julia no es alguien que lleve años ciega y que sepa moverse de manera ágil. El trabajo para mi personaje fue primero asesorarme con una psicóloga sobre ese primer trauma que significa el saber que perderás la visión.

¿Algún ensayo o método especial?

Un día me pusieron un antifaz y dar una vuelta por la casa. Y aunque ha habíamos hablado de eso, en el momento en el que te ponen el antifaz se te abre un abismo bajo tus pies. La sensación de que vas a chocar con algo es enorme, el oído se te agudiza más, por los pasos o el olor sabías quien se acercaba… También me hicieron unas gafas especiales y antes de cada secuencia, dependiendo del grado de pérdida de visión que tenía, me las ponía para comprobar lo que veía, lo que no veía, cómo me relacionaba con el espacio. También estuvimos asesorados por la ONCE.

¿Esta interpretación le ha supuesto un gran desgaste psíquico y físico?

El orfanato tenía su dificultad, y Mar adentro fue muy duro y me marcó mucho porque fue mi primera película en cine, y además trataba temas tan tabúes en nuestra cultura como son la eutanasia y la muerte.

Sus personajes son siempre muy fuertes.

Sí (se ríe), son comedia pura.

En un momento de la película su personaje dice que lo más hermoso que ha visto es el cielo del Sáhara, ¿y usted?

Al personaje de Julia se le quedó marcada esa imagen porque estaba viviendo una situación que sería primordial en su vida, al conocer al hombre de su vida. Y a mí me han marcado pequeñas cosas, pero sobre todo cuando nacieron mis hijas, que no podía creer que salieran.

¿Prefiere la opinión del público o de la crítica?

Preferiría que el público disfrutase de la película; y que el crítico hiciera una crítica constructiva, que no impida que el público vaya al cine y haga su propia crítica. Si son restrictivas están cerrando el paso en un medio en el que estamos todos. Si no hubiera películas no habría críticos de cine.

Antes comentaba que eras una musa para el género fantástico y de terror, ¿y también quizás para directores debutantes o casi (para Guillem Morales es su segundo largometraje)?

Cuesta tanto llegar a hacer realidad un proyecto y llegar a ese primer día en el que dices “acción” con los actores, cámara y actores. Cuesta tanto que cuando llega lo saben todo, van muy preparados. Cuando los actores llegamos es que está todo, cualquier duda que tengas o cualquier propuesta la recogen de manera muy generosa. Fuera de España se respeta mucho a los directores jóvenes españoles porque hacen propuestas muy innovadoras y valientes.

¿Qué valora más en un director: ideas claras, que permita improvisar...?

Una mezcla de todo. Que el director considere que aunque lleve mucho tiempo trabajando en ese proyecto es un trabajo en común. Quieres seguridad, pero a la vez la oportunidad de aportar algo más si puede enriquecer.

¿Qué nos puede avanzar sobre su próxima película con Montxo Armendáriz: 'No tengas miedo'?

No es de miedo (ríe). Trata sobre el tema de los abusos, durísimos, y con tanta sensibilidad y verdad... Y además, repito con Lluís Homar.