La muerte de al menos 66 soldados estadounidenses hace de julio de 2010 el peor mes para las tropas de EE UU en nueve años de guerra en Afganistán, según el último saldo de víctimas confirmado por la OTAN. La cifra incluye a seis miembros del servicio estadounidense que perdieron sus vidas en cuatro ataques separados que tuvieron lugar en el sur de este país el jueves y el viernes.

El número de víctimas mortales coincide con un incremento de los compromisos de las tropas de Estados Unidos en Afganistán, con 95.000 efectivos desplazados en el país, y con un mayor esfuerzo por parte de los militantes talibán de ralentizar las ofensivas de la Alianza en el sur de Afganistán. Al menos 265 soldados estadounidenses han fallecido este año.

Las bajas afganas también han crecido en este período, lo que está minando el apoyo de la sociedad afgana en este país y complicando la misión militar. El viernes en la capital, Kabul, cientos de afganos protestaron después de que un vehículo civil americano chocara contra un coche conducido por afganos, matando a tres.

Los disturbios se produjeron en la tarde del viernes en medio del camino que conecta la Embajada de Estados Unidos y el cuartel general militar en Kabul con el aeropuerto de la ciudad. Según el testimonio de varios testigos, ninguno de los pasajeros del vehículo estadounidense sufrieron heridas de gravedad en el choque, sin embargo si fueron alcanzados por algunos de los manifestantes.

Un comunicado publicado por la empresa a la que pertenecían los estadounidenses involucrados en el accidente asegura que la colisión se debió a que el vehículo afgano "inesperadamente se detuvo en frente de ellos" y que la multitud atacó a los pasajeros después de que estos salieran del vehículo.

McChrystal, informes secretos...

El peor mes en bajas ha coincidido, además, con el peor mes en cuanto a la repercusión en la opinión pública occidental de la guerra. Si primero fue el caso del general McChrystal, y su sonada destitución, que provocó una marejada en la administración Obama, hace apenas unos días fue la revelación de miles de documentos secretos del Pentágono sobre la deriva bélica lo que ha puesto en boca de los medios la conveniencia de prolongar el conflicto.

Ni la conferencia sobre el futuro de Afganistán ha dado un respiro a la máxima potencia extranjera en la zona, que ve cómo las comparaciones con la Guerra de Vietnam están dejando de ser puramente retóricas para convertirse en una amenaza con visos de realidad.