Los fuegos artificiales que se lanzan sin control durante días en toda China para celebrar el Año Nuevo lunar han vuelto a hacer de las suyas en 2010 al destruir una torre de 1.600 años de antigüedad en la histórica ciudad de Zhengding (provincia norteña de Hebei).

El incendio, según informó este sábado el oficial China Daily, ocurrió durante la noche del jueves al viernes, cuando los chinos celebran el llamado "Po Wu" (quinto día del año nuevo chino) y tienen por costumbre multiplicar el gasto pirotécnico de días anteriores, con el fin de espantar a los malos espíritus.

Las estructuras de madera de la torre, en el lado sur de la ciudad y única que quedaba en pie de la antigua muralla que rodeaba la urbe, quedaron completamente destruidas, y aunque no hubo daños personales el gobierno local calcula que el incendio causó unos 146.000 dólares de pérdidas. La torre, con base de ladrillo, había sido reconstruida en 2001, con un coste de unos 600.000 dólares.

El suceso recuerda al que en febrero de 2009 ocurrió en Pekín, a unos 150 kilómetros de Zhengding, cuando unos fuegos artificiales durante el Festival de la Linterna (último día de las dos semanas de celebración por el Año Nuevo chino) causó un incendio que destruyó por completo el Hotel Mandarin Oriental, dentro del complejo de la sede de la televisión estatal china (CCTV).

Aquel incendio causó la muerte de un bombero, dejó unas imágenes catastróficas que dieron la vuelta al mundo y abrió de nuevo el debate sobre si se debe prohibir o limitar el uso de artefactos pirotécnicos en China.

Los que apoyan esta idea argumentan que la costumbre de lanzar artefactos pirotécnicos en las fiestas causa cada año cientos de incendios en todo el país (esta semana, sólo en Pekín, ya ha habido 90), decenas de muertos y miles de heridos.