Merkel y Schröder no llegan a ningún acuerdo en su primera reunión

El canciller alemán, Gerhard Schroeder, y la líder conservadora Angela Merkel siguen reclamando para sí la jefatura del futuro Gobierno, pero se mostraron el jueves dispuestos a dialogar sobre una posible coalición siempre y cuando haya garantía de estabilidad para toda una legislatura.
Alemania sigue esperando a que Merkel y Schröder lleguen a un acuerdo (REUTERS).
Alemania sigue esperando a que Merkel y Schröder lleguen a un acuerdo (REUTERS).
Reuters
Alemania sigue esperando a que Merkel y Schröder lleguen a un acuerdo (REUTERS).

Schroeder y Merkel tuvieron una primera toma de contacto tras las elecciones del domingo, en una reunión a la que asistieron también los presidentes del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), Franz Müntefering, y de la Unión Cristiano Social (CSU), Edmund Stoiber.

En la cita, que duró alrededor de una hora, no se habló de contenidos, como reconocieron después todos sus participantes, y únicamente se "sondeó" la disposición mutua a buscar una base para formar gobierno.

Merkel, que ante la prensa apareció más segura y relajada que Schröder, declaró que está dispuesta a seguir dialogando con el SPD, pero subrayó que la condición imprescindible es que este partido "acepte los resultados electorales".

Schröder no llegó a decir en ningún momento que quiere seguir siendo canciller, como hizo el domingo nada más conocerse los resultados. Sin embargo, ante la pregunta de si estaba dispuesto a sacrificar su ambición personal a los intereses del partido, Schröder, enojado, contestó a la periodista que si había preguntado lo mismo a la parte contraria y se limitó a decir que sus objetivos son "idénticos" a los de su correligionario Müntefering.

A vueltas con los resultados

En las elecciones, la CDU y la CSU lograron el 35,2 por ciento y el SPD el 34,3 por ciento. El socialdemócrata Müntefering hoy hizo hincapié en que el porcentaje de los conservadores se divide, en realidad, entre dos partidos y que sólo su suma les da como primera fuerza.

Stoiber, cristiano social, recalcó que lo que pretende es un Gobierno alemán dirigido por Merkel, quien añadió que la cuestión de quién lidera el Ejecutivo se debe aclarar al principio de las negociaciones no al final.

Por parte de los socialdemócratas, fue Müntefering y no Schröder el que volvió a plantear la exigencia de su partido de que sea el actual canciller el que lidere el próximo Gobierno.

El canciller subrayó que lo importante al negociar un gobierno es hablar sobre contenidos, lo que, a su juicio, implica comprometerse a seguir el camino de las reformas que él ha emprendido. También recalcó que la alianza que salga de las negociaciones debe ser lo suficientemente estable como para aguantar los cuatro años de legislatura.

Por eso mismo, y por su rechazo a las reformas por él emprendidas, descarta una coalición con "los extremistas", en referencia al Partido de la Izquierda de Oskar Lafontaine y Gregor Gysi.

Los líderes políticos acordaron volver a verse en una segunda reunión de "sondeo" la semana próxima

Los líderes políticos acordaron volver a verse en una segunda reunión de "sondeo" la semana próxima, probablemente el miércoles. Müntefering dejó claro que se trata de sondeos y que "todavía estamos lejos de negociaciones".

Asimismo de sondeo se calificaron las reuniones previas mantenidas también por la cúpula de la CDU/CSU y la de sus "aliados naturales", el Partido Liberal (FDP), de Guido Westwerelle. El miércoles se celebró otra reunión asimismo entre el SPD y el partido de los Verdes, actual socio de coalición de Schroeder.

Merkel, la ganadora de la partida

Pese a que Schroeder y Merkel coincidieron en lo sustancial -el deseo de formar un Gobierno estable para toda una legislatura-, para la mayoría de los medios de comunicación presentes parece claro que, al menos en esta primera ronda, ella fue la ganadora de la partida.

SchrÖder repitió las disculpas, previamente expresadas a través de un diario alemán, por su intervención del domingo, en un debate televisado en el que acusó a los medios y los sondeos de conspirar contra él y de haberle dado por anticipado por derrotado.

Recurrió para ello al juicio de su esposa, Doris, según la cual su intervención fue "subóptima", según tachó el canciller, que dio así por zanjada la cuestión.

Los medios no parecen dispuestos a perdonarle tan pronto y, en la hora que duró la espera ante el edificio parlamentario donde negociaron, se cruzaban apuestas sobre cuánto tardará Schröder en dar su brazo a torcer y aceptar que no ha ganado las legislativas. Mientras tanto, algunos ciudadanos, mezclados entre los medios, aplaudieron al actual canciller, e incluso unos escolares se acercaron a pedirle autógrafos, a lo que él accedió solícito. Merkel, en cambio, fue "ignorada" por éstos.

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