Una anciana de 84 años ha sido condenada por la Audiencia de Granada a un año y tres meses de cárcel y al pago de una multa de 3.240 euros como autora de un delito de estafa por aprovecharse del avanzando estado de demencia senil que padecía un amigo para adueñarse de una vivienda de éste.

La sentencia considera probado que la procesada llevó a su amigo, que padecía un cuadro de demencia senil que implicaba un "importante deterioro cognitivo", hasta una notaría. Allí consiguió que la víctima le otorgara un poder a su favor en relación a una vivienda de su propiedad situada en la localidad granadina de Carchuna.

Casi un mes después, la mujer se personó en otra notaria y, utilizando el poder sobre el inmueble que disponía, otorgó un autocontrato por el que se trasmitía el pleno dominio de la casa. En el referido contrato se hacía constar que Rafael le vendía la vivienda a la anciana después de haber recibido el precio fijado, pese a que la sentencia precisa que jamás obtuvo el dinero.

Declaró que fue idea del hombre

Aunque la condenada dijo en el juicio que la idea de fue del hombre, con quien al parecer mantenía una relación sentimental, la Audiencia considera que si Rafael hubiera tenido intención de donarle la finca "bastaría con haber comparecido ante un notario y haberlo instrumentado públicamente".

El Tribunal cree además que la anciana faltó a la verdad cuando dijo no conocer que éste tuviera deterioro intelectual alguno, puesto que eso era "tan manifiesto que difícilmente podía no ser apreciado por alguien que se relacionase con él".

En el fallo, en el que se declara nula la compraventa, se indica que al otorgarle el poder, el anciano no era consciente de lo que hacía y que la gravedad de los hechos se ha reducido dado que las medidas cautelares adoptadas han permitido evitar que la finca salga de su patrimonio.

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