Nick Cave dinamita Benicàssim

Como el irreverente Marlon Brando irrumpiendo en la acomodada industria hollywoodense de los 40's, con esa actitud a contracorriente, con ese aire desafiante y con esa volcánica rebeldía, así emergió la figura de Nick Cave, flanqueado por esos prodigiosos instrumentistas llamados The Bad Seeds, EL domingo a las 22.30 en el escenario principal de un FIB 2005 que, hasta ese momento, quizá coqueteó con el pop facilón y lánguido más de lo deseable.
Nick Cave en el FIB
Nick Cave en el FIB
Nick Cave en el FIB

La inicial Get Ready For Love encendió la chispa del concierto más incisivo y memorable de la jornada y de uno de los más brillantes de la historia del festival. El recital de Mr. Cave no tuvo desperdicio, y muchos fans del rock más desenfrenado y trepidante allí presentes, mientras se deleitaban con los violentos espasmos del crooner australiano y flotaban mientras su voz atronaba Benicassim, eran conscientes de que este carismático individuo estaba devolviéndoles con creces el precio del abono....

¡¡Get Ready For Love....!! ahí seguía Cave, ajustando cuentas con el amor, y la histeria colectiva se había disparado y parecía no tener fin. De ese sublime arranque hasta el final, con un Stagger Lee vociferado por un Nick que parecía en trance, sin duda el indiscutible cénit del show, este animal escénico fue capaz de armonizar con mucha clase la siniestra belleza de sus composiciones con la agresividad rockera de su actitud, y el resultado fue que himnos clásicos del calibre de The Mercy Seat o Red Right Hand se fundieron a la perfección con joyas más recientes, especialmente del soulero y adictivo Abbatoir Blues / The Lyre Of The Orpheus, como Supernaturally o Breathless.

En definitiva, Nick Cave And The Bad Seeds convulsionaron el FIB, hicieron flotar a su legión de fans allí congregada, despertaron la curiosidad de muchos no iniciados y, desde luego, dejarán huella en la memoria colectiva de Benicassim.

Y otros que dejarán huella hasta el fin de los tiempos... pero no en la memoria, sino en el corazón, serán Migala. Aunque parezca imposible, el sexteto madrileño, comandado por la turbadora voz y guitarra de Abel Hernández, se descolgó a las 20.40 en el FIB Club con un concierto igual de arrebatador que el de Cave, más sombrío y contenido, pero igual de evocador.

Y aunque parezca imposible, un grupo de este talento se despide de este mundo precisamente tras la celebración de este concierto, lo que sin duda multiplicó la dramática belleza de su música. Y es que esta exhibición tampoco tuvo precio, con hermosísimos desarrollos de guitarras y fragmentos cantados con las entrañas por Abel formando un fascinante híbrido audiovisual con imágenes de clásicos del cine como Solo Ante El Peligro o La última Película, o también delirantes secuencias de tigres peleando o imágenes filmadas desde un coche con los cristales rotos.

Por lo demás, cabe destacar la, una vez más, original propuesta de Sr. Chinarro, en un show vespertino bastante más ameno que el ofrecido en 2001 y con un Cabo de Trafalgar especialmente emotiva.

Mención especial merece la discreta actuación de Oasis que, pese a contar con canciones muy inspiradas como Wonderwall o Champagne Supernova, su ramplón sonido no terminó de satisfacer a los fans de paladar más exigente, aunque indudablemente dejaron satisfechos a buena parte de la nutridísima legión de fans ingleses que se desplazaron a Castellón para ver a los hermanos Gallaguer en acción.

Ya pasada la medianoche, Kasabian, LCD Soundsystem y un buen puñado de bandas y DJ's de las carpas dance, inyectaron electrónica al FIB, incitaron al baile a muchos de los allí presentes e hicieron las delicias de sus incondicionales.

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