Su último disco, comercializado este mismo año, lleva además un más que definitorio y escueto nombre, Bebo. Este trabajo contiene 17 temas que desarrollan un jazz latino que, históricamente, debe mucho a los arreglos y composiciones del pianista, quien fue uno de los primeros orquestadores de tan triunfante son.
Y en este caso, se trata además de un regreso vital transmutado en música, como ha reconocido el propio Bebo Valdés en diversos medios, señalando que el disco «expresa», en realidad, «la nostalgia de las cosas, gentes y lugares que ya no existen», o sea, pertenecientes a «un mundo que se va o ya se ha ido».
Tales recuerdos se materializan con temas como La bella cubana (un clásico creado por el violinista José White Laffité) o una versión del tango de Lecuona La flor de Yumurí.
* Polideportivo Francisco Laporta, ctra. Font Roja, s/n, el sábado, 23 h. De 26 a 30 euros.
Bebo Valdés y el cine internacional de Fernando Trueba
El hecho es que, desde el Oscar a la mejor película de habla no inglesa a Belle Epoque (1992), redistribuida por Sony-Columbia, el cine de Trueba (1955) se cotiza en Hollywood, lo que ha beneficiado a Bebo Valdés, quien ha espaciado su exilio en Estocolmo para intervenir en tres filmes de su ya amigo. En dos de ellos, como músico: Calle 54 (2000) y El milagro de Candeal (2004), donde ejerce de introductor de la película que ha dado a conocer internacionalmente la labor de Carlinhos Brown en su barriada. Pero en otro largometraje se atrevía a actuar: El embrujo de Shanghai (2002), donde representaba al pianista de la historia.
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