Podría ser una plaga. Tan sólo unos días después de que se conociera el caso de dos pilotos indios que se durmieron a bordo de su avión en pleno vuelo, un lector de 20 minutos nos ha hecho llegar las imágenes de otra ocasión en la que el capitán decidió echar una cabezadita mientras estaba a los manos de su aeronave.

Fue el pasado mes de mayo, en un vuelo que cubría la ruta entre el aeropuerto de Porlamar, en Isla Margarita y el aeródromo de Los Roques, en Venezuela. El vuelo dura apenas unos 60 minutos y debido a las reducidas dimensiones de la pista de aterrizaje de Los Roques, se hace en aviones pequeños.

La tripulación del aparato la componían el capitán y un copiloto. El capitán, ya mayor, fue el encargado de despegar el avión, cosa que debió dejarlo exhausto, porque poco después cayó rendido. Se durmió, y sólo los correajes de seguridad impedían que se empotrara contra los cuadros de mando. Lejos de sorprenderse, el copiloto se mostraba tranquilo, disfrutando del paisaje y del piloto automático.

Poco antes de aterrizar, en una pista que apenas tiene un metro de tierra entre el asfalto y el mar, el piloto se desperezó, se estiró y posó el avión, dando la bienvenida a la isla a los sorprendidos pasajeros. Pero el caso del piloto durmiente no acabó ahí. La excursión de nuestro lector duró todo el día, tiempo en el que el piloto y el avión permanecieron en la pequeña isla de coral del Caribe venezolano.

No podemos dar cuenta de las actividades del capitán en la isla, pero lo que es seguro es que no pudo descansar mucho, porque en el viaje de vuelta... volvió a quedarse dormido. Ya se sabe, en el Caribe las cosas se toman con calma.