La senadora demostró su capacidad para sorprender en Nuevo Hampshire en enero pasado, donde se alzó ganadora contra todo pronóstico tras quedar tercera en las elecciones de Iowa que dieron el pistoletazo de salida a la larga carrera por la Casa Blanca.
A ese triunfo se sumó su súbita resurrección en las primarias de Texas y Ohio a principios de marzo tras 11 derrotas consecutivas, que la habían colocado al borde del precipicio.
"La marea se está volcando a mi favor", declaró hoy una triunfalista Hillary, arropada por su marido, su hija y su madre, en un mitin en Pensilvania en el que afirmó que Obama no había logrado dejarla fuera de juego pese a gastar mucho más que ella.
Obama, por su parte, minimizó desde Indiana –que celebrará primarias el próximo mes– la victoria de su contrincante al hacer hincapié en su capacidad para reducir la ventaja de Hillary, que llegó a superar los 20 puntos porcentuales en las encuestas.
"Cerramos la brecha", dijo el senador, quien destacó que su campaña ha logrado registrar un número récord de nuevos votantes, "que conducirán a nuestro partido hacia la victoria en noviembre". Como en otras noches electorales, el senador por Illinois articuló su discurso en torno al deseo de cambio que en su opinión han expresado los votantes a lo largo y ancho del país.
Obama sigue a la cabeza en número de delegados y todo hace prever que acabará el proceso de primarias a principios de junio con ventaja sobre su rival.
A falta de los datos definitivos de Pensilvania, el senador tiene 1.455 delegados frente a los 1.290 de Hillary, según el último recuento de CNN.
Posibilidades
Dado el sistema de reparto proporcional, la senadora por Nueva York habría tenido que vencer hoy a Obama por 20 puntos porcentuales y mantener ese margen en las elecciones pendientes en Carolina del Norte, Indiana, Oregón, Kentucky, West Virginia, Montana, Dakota del Sur, Puerto Rico y la isla de Guam. Con los datos de Pensilvania sobre la mesa ese escenario se presenta ya como virtualmente imposible.
Obama cuenta además con unas arcas mejor pertrechadas, que le permitirán lanzar campañas de publicidad más agresivas en Estados como Carolina del Norte, donde parte como favorito para las primarias del 6 de mayo e Indiana, que también vota ese día y donde el panorama todavía es incierto. Hillary, de todos modos, asegura que mantendrá el pulso hasta el final e insiste, en un guiño a la elite del partido que probablemente decida el nombre del ganador.
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