El Museo Picasso de Barcelona expone hasta el 30 de marzo de 2008 la colección privada del artista malagueño, que por segunda vez en su historia se expone fuera del Musée National Picasso de París (Francia) y que evidencia los gustos e influencias del pintor.
La muestra recoge más de un centenar de obras de artistas como Renoir, Cézanne, Rousseau, Braque o Matisse, así como una veintena de piezas de arte primitivo.
En el inicio de la exposición se pueden contemplar obras de clásicos franceses como Le Nain, Chardin o Corot, piezas, sin embargo, muy vivas para Picasso, "ni fríamente académicas, ni banalmente ilusionistas".
En la siguiente sala aparecen artistas que encarnan los orígenes del movimiento moderno, ninguno impresionista: Degas, Gauguin, Seurat y Vuillard.
Aunque Picasso admiraba a Van Gogh, cuyas apasionadas transposiciones de la realidad se alejaban de las serenas visiones de los impresionistas, el pintor holandés no está representado pero le sustituye, a su manera, La viñà, de Van Dongen, con su nota expresionista.
Una veintena de piezas de arte primitivo
En el ecuador de la muestra se pueden ver las figuras de arte primitivo, entre ellas una docena de figuritas de arte ibérico, que tenía Picasso, en las que beben muchas de sus máscaras, cerámicas o pinturas.
En otra sala pueden verse la "admiración y rivalidad" que se profesan Picasso y Matisse, una relación que se intensifica a partir de la II Guerra Mundial, cuando los intercambios de obras se multiplican antes de que empiecen a circular también las palabras.La colección del pintor malagueño también tiene obras surrealistas, entre ellas dibujos de
La exposición se cierra con las obras de sus "amigos", tanto los de la
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