Tirar rápido o lento, ¿cómo tener buena puntería?

Acertar no depende de la suerte, sino de la ciencia.
Acertar no depende de la suerte, sino de la ciencia.
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Acertar no depende de la suerte, sino de la ciencia.

Una de las habilidades que nos singularizan de otros animales es nuestra capacidad para apuntar... y acertar. Contar con una buena puntería fue una ventaja evolutiva para nuestros ancestros, que debían cazar para alimentarse.

Pero, al margen de la necesidad, ¿a quién no le gusta dar en el blanco? Disfrutar de buena puntería es uno de los pequeños placeres que nos reserva el día a día. Ya sea encestando un envoltorio en la papelera de la oficina o tirando con dardos en una caseta de feria a todos nos despierta interés y satisfacción el hecho de lograr un tiro óptimo.

Como otras cosas que parecen fruto únicamente del azar, la buena puntería no depende solo de la suerte. Así lo ha constatado un estudio de la Universidad de Harvard (EE. UU.) que ha conseguido averiguar el secreto del éxito.

Para presumir de puntería hay que lanzar con dos premisas: el tiro ha de ser lento y la trayectoria debe mantenerse curva. Esta es la mejor estrategia para alcanzar el objetivo deseado según el citado trabajo.

Si lanzamos rápido, la velocidad juega en contra de los posibles errores cometidos en el ángulo de tiro. De este modo, a mayor rapidez, mayor posibilidad de fallo, pues la velocidad amplifica los posibles desaciertos. En cambio, al tirar lentamente y con una trayectoria curva los errores de ángulo se minimizan.

La probabilidad de que el objeto lanzado acabe en el lugar deseado se concentra en esos segundos en los que sale de la mano para seguir la trayectoria aérea marcada. El objeto no tiene "vida propia" sino que se limitará a conducirse del modo en que fue lanzado. Pero los investigadores han ido más allá para desvelar cuál ha de ser el estilo elegido dependiendo del objetivo.

En el caso de los dardos, como la diana suele situarse enfrente del jugador, este debe lanzar desde arriba por encima del hombro y a una velocidad moderada, de no más de cinco metros por segundo.

Si nuestro objetivo es más simple y nos planteamos alimentar una papelera (eso sí, situada a menos de tres metros de nosotros, según indican desde Harvard), la trayectoria del objeto a encestar debe trazar una suave sacudida de abajo a arriba.

A pesar de que en este trabajo los autores han señalado la lentitud en el lanzamiento como una de las claves del éxito, son conscientes de que en algunos deportes, como el baloncesto, hay ocasiones en que la rapidez del tiro puede ser determinante. Por este motivo ya han anunciado una segunda fase del estudio en la que intentarán descubrir cómo aunar la máxima eficacia y precisión en el tiro con la velocidad más elevada.

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