Madama Butterfly, la ópera más popular de Giacomo Puccini (1858-1924) y una de las favoritas de su autor, con permiso de Tosca y La Bohème, se estrenó en el Teatro Real en noviembre de 1907, hace casi 110 años.

El templo lírico madrileño recupera ahora el aplaudido montaje de Mario Gas, que se llevó la trágica historia de la geisha Cio-Cio-San a un plató de cine de los años 30 conquistando a la crítica.

Quince años después de presentarla, Gas vuelve en ese mismo teatro a su Madama Butterfly, donde conviven tres puntos de vista: la ópera, el rodaje de la misma y su proyección en blanco y negro en las pantallas.

Con la soprano Ermonela Jaho y el tenor español Jorge de León interpretando el papel del oficial estadounidense B. F. Pinkerton, la obra de Puccini recorre el complicado romance entre una joven inocente y un militar que solo buscar pasarlo bien durante su estancia en Japón.

El choque cultural entre Oriente y Occidente, la tradición y la modernidad, es otro de los ejes de esta historia universal que aún sigue vigente, como todo buen clásico.

La buena noticia para los aficionados a la ópera que no puedan acudir a verla en vivo –las entradas a precios asequibles para este tipo de espectáculos vuelan– es que este viernes 30 de junio, a las 21.30 horas, la función de Madama Butterfly se retransmitirá en directo a 250 pantallas repartidas por toda España.

La lista completa de plazas, jardines, centros culturales, auditorios, teatros, casas de la cultura, etc... de ciudades y pueblos se puede consultar en la web del Real. También se podrá disfrutar del espectáculo desde casa –y cualquier punto del mundo– vía streaming, en la página de Facebook del teatro.

El objetivo es llevar el género lírico de forma gratuita a todos los públicos, dentro de las actividades de la Semana de la Ópera (que se celebra hasta el 9 de julio). Además, el Teatro Real de Madrid sigue festejando así su bicentenario y el 20.º aniversario de su reapertura.

Como ha explicado Mario Gas en entrevistas recientes, aunque él y Butterfly son viejos conocidos, su intención es enfrentarse al reestreno como si fuera su primera vez y sin nostalgia.

El choque de civilizaciones, un tema polémico (la joven protagonista tiene 15 años), una estética seductora, una partitura emocionante... esta tragedia giapponese en tres actos tiene todos los ingredientes para triunfar. Su estreno en Milán fue un fracaso pero el tiempo ha jugado a su favor.