La vuelta 'al cole': ¿con o sin uniformes escolares en los colegios públicos?

Niños a la entrada del colegio con uniformes escolares.
Niños a la entrada del colegio con uniformes escolares.
JORGE PARÍS
Niños a la entrada del colegio con uniformes escolares.

Hace años que el uniforme escolar dejó de ser una imagen propia de internados, colegios religiosos o series de televisión. Con sus detractores y defensores, esta vestimenta ya es habitual en numerosos centros públicos de algunas ciudades.

Y va en aumento. Este es el caso de la Comunidad de Madrid, donde "aproximadamente un 20% de los colegios públicos (unos 375)  han establecido a lo largo de la última década el uso de algún tipo de uniforme.  En el caso de los Institutos son muy escasos", señalan desde la Consejería de Educación regional. Cataluña sería el otro extremo, donde tan solo hay un centro de titularidad pública en el que los alumnos lleven uniformes: Màrius Torres, de l’Hospitalet del Llobregat.

Cuestionados por este medio, ni la Consejería de Educación de la Generalitat Valenciana y ni de la Junta de Andalucía han facilitado datos.

La psicóloga infantil y autora del libro Queremos que crezcan felices, Silvia Álava, tiene una visión muy positiva del uso de estas prendas, tanto para los hijos como de cara a los padres. "Como psicóloga no le veo ninguna desventaja para el desarrollo de la personalidad del niño. Evita diferencias y, sobre todo, cuando los menores son cada vez más utilizados como productos de marketing".

Visión totalmente contraria tiene José Luis Pazos, de la Confederación de Padres de Alumnos (CEAPA). "Partiendo de la premisa que la ropa forma parte de la personalidad, el hecho de uniformarlos a todos no contribuye a que los niños vayan amoldando su imagen". Además, para Pazos, el uniforme contribuye  a "una visión parcial y falsa" de la realidad. "No existen dos personas iguales y ocultan las diferencias sociales y económicas de las familia. Es una burbuja artificial, que se acaba cuando salen por la puerta del centro".

La psicóloga infantil opina que estas diferencias sociales son fácilmente perceptibles por los menores fuera del colegio y estas no tiene que suponer un problema. En cuanto al uso de falda, Álava cree que hay que "dar un paso adelante", y asegura que cada vez son más centros los que eliminan su obligatoriedad.

Desde la Federació d’Associacions de Mares i Pares d’Alumnes de Catalunya se posicionan en contra. "No estamos de acuerdo porque cada uno debe tener la libertad de elegir lo que crea oportuno", señala su presidenta Montse Conejo.

A favor

  • Evita desigualdades.  El no usar prendas de marcas es para muchos una gran ventaja que evita desigualdades sociales en los menores.

  • Tiempo y comodidad. Es un punto muy destacado. La mayoría considera que ahorra tiempo y es más cómodo al no tener que elegir cada mañana una prenda diferente.

  • Identificación común.  Hay quienes opinan que fomenta la el sentimiento de pertenencia. Además de ser útil para la identificación si los escolares se desplazan .

En contra

  • Falsa visión de la realidad. Frente a los que piensan que el uniforme fomenta la igualdad, están los que creen que oculta las diferencias sociales.

  • La falda es sexista. Para muchos padres, el uso de la falda para niñas es una práctica arcaica que contribuye al reparto de roles sexistas.

  • Negocio. Aunque en centros públicos las prendas son más baratas que en concertados y privados, los precios suelen ser más bajos cuando no son exclusivos.

¿Se puede imponer?

La decisión de llevar uniforme en un centro público suele decidirse en los consejos escolares. En Legalitas, expertos en asistencia legal, explican que si se decide llevarlo , generalmente por votación, "su uso no puede ser obligatorio, ni por tanto sancionarse al alumno que no lo lleve". En los colegios privados o concertados "dependerá de  las normas y estatutos. En el caso de que recoja su obligatoriedad, es muy seguro que también se prevea sanciones por no usarlo".

Hasta tres veces más caro

Los precios de los uniformes suelen variar considerablemente. En un estudio del Consejo Gallego de Competencia recogido por la Defensora  del Pueblo estatal  refleja que los uniformes básicos exclusivos suelen oscilar entre 171 y 195 euros, un precio tres veces superior al de los uniformes básicos (64 euros). El precio medio  de un chándal con el logo del centro público suele rondar los 30 euros (con descuento de asociación de padres);  los concertados entre 30 y 60 euros. En una gran superficie, por contra, sobre 10 euros.

Quejas por los elevados precios

Las quejas de algunos padres por el elevado precio del uniforme en centros sufragados con recursos públicos han llegado hasta la Defensora del Pueblo. En su último  informe anual hizo  una "recomendación"  a la Comunidad de Madrid por los "sobrecostes" de los uniformes  con diseños exclusivos. El gobierno región recuerda que la decisión de elegir a los proveedores depende de los centros.

¿Le parece bien el uso de uniforme en colegios públicos? Los padres opinan

Beatriz Fresneda. Madre de dos hijos de 6 años y 3 años.

Es muy práctico, pero el uso de falda para niñas lo veo sexista y algo incómodo. En el caso del centro mis hijos, la falda se lleva a partir de primaria y aunque tienen la opción de pantalón, al final es la niña quien debe elegir.

Henry Porras. Padre de un hijo de 8 años.

Estoy de acuerdo con que mi hijo lleve uniforme en un centro público. Me he gastado unos 50 euros en toda la ropa, es mucho más barato que en los concertados. Creo que a la larga es mucho más económico.

Trinidad González. Madre de una hija de 6 años

Ayuda a unificar a la gente. Hay personas que tienen menos poder económico y lo pueden pasar mal por el tema de las marcas. Lo he vivido en mi infancia. La realidad social se puede ver en cualquier fuera del colegio.

Pedro, padre de dos niños, uno de ellos con autismo

"En el colegio de mi hija mayor usan uniforme y es bastante cómodo para nosotros por logística, en un colegio de educación especial no sé si sería bueno o contraproducente.  Con los niños podría ser un problema.  Carlos hay un tipo de algodón que rechaza, el cuello alto no lo soporta...".

 Miriam, madre de una niña con lesión cerebral y matriculada en un colegio en un colegio público especial

“En mi caso no. Este año hemos conseguido control de esfínteres, hay que cambiarla muchas veces, se mancha. Sería un engorro. Yo la apaño con unas mallitas!”.

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