Mariano Rajoy acepta el encargo del rey de formar gobierno, pero pide "un plazo razonable" para lograr los apoyos necesarios y no garantiza su presencia en la investidura si no logra la mayoría necesaria. Así lo anunció este jueves el candidato del PP después de reunirse con Felipe VI, que concluyó con el presidente en funciones la ronda de contactos para designar un candidato a la investidura tras las elecciones generales del 26-J.

"El rey me ha encargado que intente la investidura. Le he explicado que no cuento con los apoyos, pero acepto el encargo", reveló el aspirante del PP, que compareció en la Moncloa, en lugar de en el Congreso o en la sede su partido. Al ser preguntado si se presentará a la investidura en ausencia de los apoyos necesarios, zanjó: "No conviene adelantar acontecimientos". A continuación, rechazó aclarar si renunciará a presentarse ante el parlamento, como hizo tras los comicios del 20-D.

La Constitución no prevé esta posibilidad. El artículo 99 reza que el candidato propuesto por el rey "expondrá ante el Congreso de los Diputados el programa político del Gobierno que pretenda formar y solicitará la confianza de la Cámara". El plazo legal para unas nuevas elecciones sólo arranca una vez que tenga lugar la sesión de investidura. Si esta no se produce, el país quedaría, de nuevo, en un limbo.

Ana Pastor, presidenta del Congreso y responsable de fijar el día de la investidura, compareció después para revelar que la fecha no está decidida y que la elegirá -sin revelar cuándo- después de hablar con Rajoy.

Con esta respuesta, Mariano Rajoy trata de desplazar parte de la presión a sus adversarios. "No podemos permitirnos otra legislatura fracasada", justificó. El líder del PP habló, por primera vez desde diciembre, de "ceder", pero insistió en que el "guión para la negociación" es el documento-resumen de su programa electoral que tanto PSOE como Ciudadanos han rechazado.

Su objetivo es cerrar un pacto de legislatura para un Ejecutivo "moderado y estable" junto a fuerzas "constitucionalistas" o "un gobierno en minoría" que goce de una "lealtad mínima" para aprobar el techo de gasto, la senda de cumplimiento de los objetivos de déficit y el presupuesto para 2017. Para ello, anunció una ronda de contactos "públicos o privados" con el resto de líderes. "En un plazo razonable de tiempo informaré si estoy o no en condiciones de formar gobierno", adelantó. Ese período, subrayó, no puede impedir que el nuevo Ejecutivo envíe a Bruselas las medidas de ajuste y los prespuestos generales antes del 15 de octubre.

El PSOE reaccionó a la actitud de Rajoy exigiendo que fije "cuanto antes" una fecha para someterse al escrutinio del Parlamento en cumplimiento de la Constitución. "O se dice 'sí' o se dice 'no', pero no se dice depende", criticó el portavoz Antonio Hernando. Pedro Sánchez, que se reunió con el rey por la mañana, reclamó que su rival ponga en marcha "el motor de la democracia" yendo a la investidura. "Lo que no tiene recibo es que la alternativa del señor Rajoy a hacer su trabajo es que los demás se lo hagamos", zanjó.

Sánchez dijo el enésimo 'no' a los conservadores y prometió una oposición "constructiva, útil y leal". "No tiene que ser una legislatura corta. Puede ser una oportunidad para forjar consensos", aseguró, aunque se negó a contestar si intentará liderar una alternativa en el caso de que el PP fracase. "Estoy convencido de que habrá Gobierno, porque todos los que han pasado por esta tribuna han dicho que no va a haber terceras elecciones (...) No es tiempo de elucubraciones. Es el tiempo del señor Rajoy. Se encontrará la solución que merecen los españoles", concluyó.

Armar otra mayoría tampoco es fácil. Pablo Iglesias, que se vio con Felipe VI antes que Sánchez, confirmó que escuchará propuestas, pero admitió que esa opción es "difícil" y "está más lejos" debido a que la cúpula socialista impide a Sánchez pactar con Podemos y al "ejercicio de patetismo" de PNV y Convergencia Democrática de Cataluña, que respaldaron la mayoría conservadora en la Mesa del Congreso.

Iglesias coincidió en que no habrá terceras elecciones: "Ciudadanos cambiaría su abstención por un voto a favor y esa sería la excusa que necesitaría el PSOE para facilitar un gobierno del PP". "Muchos sectores del PSOE prefieren que gobierne el PP antes que un acuerdo con Unidos Podemos", aseguró sobre los barones socialistas. Sánchez le contestó que fue Podemos quien hizo embarrancar la alternativa a Rajoy cuando la formación morada votó contra la investidura del socialista y vetó su acuerdo con Ciudadanos, que a su vez rechaza sentarse con los de Iglesias.

La dirección de Ciudadanos se mostró "sorprendida" por las palabras de Rajoy. "Pudiera entenderse que es una aceptacion condicionada. Espero que en el plazo más breve posible disipe las dudas que puede haber sembrado hoy", reclamó el vicesecretario general, José Manuel Villegas.

Horas antes, Albert Rivera había ofrecido sus 32 escaños a Felipe VI para formar un gobierno "con las manos limpias" junto a PP y PSOE o su "abstención técnica" para que Rajoy gobierne en solitario. "Ante el reto del terrorismo, de salir de esta crisis o el desafío secesionista habría que buscar un mínimo común para un gobierno fuerte y constitucionalista, pero si PP y PSOE no quieren, es lo que tenemos", declaró el líder naranja.

Rivera constató que los populares "no quieren regenerarse" y que tanto ellos como los socialistas "se dan la espalda" mutuamente. La única salida, estimó, pasa por que Rajoy dialogue y que los de Pedro Sánchez se abstengan para levantar el "bloqueo". "Los españoles no tienen tiempo. Se están hartando y con razón. Nuestra abstención no hay que negociarla, porque ya la han conseguido. Hay que negociar la del PSOE", concluyó.