Las prótesis como extensiones del cuerpo e inspiración del arte

  • 'El cuerpo ampliado: escultura y prótesis' congrega en el Instituto Henry Moore obras de arte basadas en las piezas artificiales añadidas a los cuerpos mutilados.
  • Las prótesis entraron en la vida cotidiana tras la I Guerra Mundial, donde casi 70.000 combatientes sufrieron amputaciones de alguna extremidad.
  • La exposición reúne 70 obras de arte de, entre otros, Matthew Barney, Louise Bourgeois, Anna Coleman Ladd, Francis Derwent Wood y Rebecca Horn.
El escultor inglés Francis Derwent Wood prepara una máscara para un soldado con el rostro desfigurado
El escultor inglés Francis Derwent Wood prepara una máscara para un soldado con el rostro desfigurado
© IWM, courtesy the Imperial War Museum, London, originally from the Ministry of Information collection titled The Development of Reconstructive Plastic
El escultor inglés Francis Derwent Wood prepara una máscara para un soldado con el rostro desfigurado

Además de los casi 40 millones de muertos y heridos, entre civiles y militares, que dejó la I Guerra Mundial, el conflicto bélico más sangriento de la historia, a los países contendientes regresaron unos 70.000 excombatientes con amputaciones de alguna de las extremidades. La situación obligó al desarrollo rápido de la tecnología y diseño de prótesis para intentar, en lo posible, restaurar la integridad física de los mutilados.

Una interesante exposición se adentra en la relación del arte con las extensiones corporales artificiales, complementos nunca del todo perfectos pero paliativos para devolver a los heridos parte de la movilidad y las funciones perdidas. The Body Extended: Sculpture and Prosthetics (El cuerpo ampliado: escultura y prótesis) se celebra, del 21 de julio al 23 de octubre, en el Instituto Henry Moore, la fundación dedicada al legado del gran escultor británico, él mismo herido en Francia en 1917 y hospitalizado junto con soldados que habían sufrido mutilaciones.

'Cambios radicales en el cuerpo'

La muestra agrupa 70 piezas —casi todas esculturas, aunque hay también alguna pintura, objetos protésicos y material documental— de 24 artistas. Las obras, datadas desde la I Guerra Mundial (1914-1918) hasta la actualidad, quieren proponer la visión artística de los "cambios radicales en aquello que los humanos conocemos mejor, nuestros propios cuerpos". En algunos casos se trata de trabajos directamente encargados por los hospitales militares, que pedían ayuda a artistas para diseñar máscaras para soldados muy desfigurados.

Este fue el caso de los escultores Francis Derwent Wood (1871-1926) y Anna Coleman (1878-1939), el primero inglés y la segunda estadounidense, que trabajaron en colaboración con cirujanos plásticos para la confección de máscaras de metal en el departamento recién creado de Máscaras para la Desfiguración Facial. Crearon más de 220 modelos y a ambos se les puede ver trabajando en 1918 en un fragmento cinematográfico que ha perdurado.

Un 'eco' de la ingeniería del cuerpo

La tecnología de las  prótesis avanzó con rapidez durante y tras la guerra. La nueva disciplina era una especie de "eco de la ingeniería mecánica del cuerpo" que tenía algo de ciencia y algo de escultura. Aunque a día de hoy las extensiones de los paraatletas superan en prestaciones a las extremidades biológicas, las prótesis iniciales eran incómodas y poco prácticas para solucionar las aterradoras heridas corporales.

Dada la presencia en la vida pública de los soldados mutilados, los artistas respondieron al reto con la misma rapidez que la cirugía. Alice Lex-Nerlinger (1893-1975) y Jacob Epstein (1880- 1959), con su tenebroso El taladro de roca, mostraron los posibles horrores de los nuevos hombres biónicos de cuerpos tecnológicos que pueden ser entendidos como "una amenaza demoníaca para la humanidad".

Expandir el cuerpo

La atención a la figura protésica rebrotó décadas más tarde con artistas que desean expandir el cuerpo más allá de sus límites. Entre los creadores más recientes presentes en la exposición están Matthew Barney (1967), Louise Bourgeois (1911-2010) y Rebecca Horn (1944).

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