Los españoles siguen abandonando España para buscar mejores oportunidades en otros lugares y lo hacen al mayor ritmo desde el comienzo de la crisis, con la salida de 98.934 personas en 2015, casi el doble de los que optaron por regresar, que fueron 52.227, según la estadística provisional de migraciones del INE.

El saldo migratorio de los españoles era de -1.804 en el inicio de la crisis (2008), mientras que el año pasado dicho saldo alcanzó la cota máxima (-46.707). En todos estos años ha ido subiendo de manera constante la diferencia de españoles que se van con respecto a los que regresan, salvo una leve recuperación en 2014.

Sin embargo, en 2015 hasta un 23% de población con nacionalidad española más que el año anterior decidió salir a buscarse la vida al exterior. Si lo comparamos con 2008, cuando salieron del país 33.505 españoles, casi se ha triplicado el número con los 98.934 que se marcharon el año pasado.

Pese a este fuerte incremento de la salida de españoles, su número total de habitantes aumentó en 24.313 y el de extranjeros se redujo en 35.456, principalemente debido a la nacionalidad española adquirida por 114.207 residentes extranjeros, explica el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Al mismo tiempo, por primera vez desde 2010 el número de extranjeros que vinieron a vivir a España (291.387) fue superior al número de extranjeros que abandonó el país (253.069). Aunque en su conjunto todavía el saldo migratorio total (españoles y extranjeros) sigue siendo negativo. En concreto, el año pasado llegaron 343.614 personas a vivir a España y se marcharon del país 352.003 (-8.389).

Dese el inicio de la crisis, desde 2008, 475.095 españoles han salido del país, siendo el saldo negativo resultante de la crisis de -192.756 españoles.

El año pasado 98.934 personas con nacionalidad española emigraron al extranjero, estableciendo fuera su residencia. De ellos, el 64,8% habían nacido en España. Por sexo, emigraron más hombres que mujeres (52,1% frente a 47,9%).

¿Y dónde se marcharon? A Reino Unido (12.263), Francia (9.892), Alemania (9.536), Estados Unidos (9.196) y Ecuador (7.855), principalmente. A este último país viajó fundamentalmente población no nacida en España o niños menores de 15 años, lo que indica una migración de retorno de ecuatorianos que han obtenido la nacionalidad. Por contra, a los países europeos y a EE UU la emigración se debió mayoritariamente a la búsqueda de oportunidades de empleo. De hecho, esta emigración se sigue concentrando en el grupo de edades entre los 25 y los 44 años.

Por otra parte, los españoles que decidieron regresar a España para establecer su residencia en el país el año pasado sumaron 52.227. Más de la mitad habían nacido fuera de España y procedían, principalmente, de Venezuela, de Francia y de Reino Unido.

Las principales nacionalidades de los inmigrantes extranjeros el año pasado fueron la rumana (28.889 llegadas), la marroquí (23.960) y la italiana (con 18.574). De las quince primeras nacionalidades con mayor flujo inmigratorio, las que tuvieron más incrementos relativos fueron la ucraniana (un 35% más que en 2014), la venezolana (31,6% más) y la hondureña (26,1% más ).

Mientras tanto, entre los extranjeros que decidieron marcharse del país en 2015 las nacionalidades predominantes fueron la rumana (44.949) y la marroquí (26.072). Ambas son, además, las nacionalidades mayoritarias entre la población extranjera residente. Los flujos de emigración al exterior bajaron en los quince principales países de nacionalidad de los emigrantes, a excepción de Pakistán, con un 0,5% de emigraciones más que el año pasado. Los mayores descensos de salidas se produjeron entre los nacionales de Ecuador (-62%), Bolivia (-58,2%) y Paraguay (-56,3%).

Por Comunidades Autónomas, Madrid (8.203), Canarias (6.419), Baleares (4.194), Galicia (163) y Ceuta (44) fueron las únicas que el año pasado presentaron un saldo migratorio positivo. Por su parte, los saldos migratorios más desfavorables correspondieron a Comunidad Valenciana (-5.818), Aragón (-4.477) y Murcia (-3.066).