Hace unos días, la ciudad estadounidense de Albuquerque, Nuevo México, fue testigo del encuentro entre dos de los mayores escritores de fantasía contemporáneos, el maestro del terror Stephen King y George R.R. Martin, autor de Canción de Hielo y Fuego, la saga que ha inspirado la exitosa serie Juego de Tronos, que acaba de terminar su sexta temporada.

Durante la charla hablaron sobre temas como "la infancia, la escritura, la lectura, el día del nudismo, la naturaleza del mal y las ratas", según cuenta el propio Martin en su blog. "Duró como una hora, pero podrían haber sido diez. Steve es un tipo asombroso, y un gran escritor", asegura el verdadero padre de Jon Nieve.

Sin embargo, el momentazo del encuentro tuvo lugar cuando Stephen King —escritor muy prolífico— le dijo a Martin que le preguntase cualquier cosa, lo que quisiese, con total libertad.

El autor de Juego de Tronos, conocido por dedicar muchísimo tiempo a la escritura de sus libros (la trama de la serie ha adelantado incluso a la de las novelas), fue directo: "¿cómo diablos escribes tantos libros tan rápido?", pregunta a la que siguieron aplausos y una gran ovación del público.

"Yo pienso 'Oh, he tenido unos buenos seis meses, ¡he escrito tres capítulos!' y tú has terminado tres libros en ese tiempo", le dijo Martin.

Su interlocutor dijo que el secreto era la constancia. "Cuando estoy escribiendo un libro me propongo como meta escribir seis páginas al día, y trabajo todos los días por tres o cuatro horas sin saltarme ni siquiera uno. Si un libro corto tiene unas 360 páginas, esos son poco más de dos meses de trabajo antes de que esté escrito. Claro, siempre y cuando todo salga bien", respondió King.

Desde 2011, cuando se publicó Danza de dragones, George R.R. Martin está escribiendo Vientos de invierno, sexta novela de la saga. "Las personas te gritan y te dicen 'queremos el siguiente libro, queremos el siguiente libro de inmediato'", dijo Martin. "Son como niños", le respondió King.

Al margen de la literatura y a raíz de la masacre de Orlando, los dos escritores abogaron por un mayor control de las armas en Estados Unidos. "Muchos de estos tipos son donnadies que quieren llegar al estrellato cometiendo actos masivos de terror. Y, claro, lo triste de esto es que se recuerda más a los asesinos que a las víctimas, lo cual lo convierte en un acto de autoperpetuación", dijo Martin.

"Mientras cualquiera que sólo tenga dos dedos de frente pueda entrar en una tienda a comprar una máquina de matar como el AR-15, esto va a seguir pasando. Realmente depende de nosotros", añadió.