BIO Ithaisa tiene 28 años y trabaja como camarera. Está separada y, además de Yéremi, tiene otro hijo, de un año.
El niño estaba jugando con sus primos aquí, al lado, cuando los llamó la abuela a comer y todos vinieron, menos él. Lo fuimos a buscar y ya no estaba… sólo encontramos, lejos de donde había estado jugando, su cubeta de Lego.
¿Cuál fue la primera impresión?
Mucho susto, miedo, desesperación porque él no es de irse lejos, es tímido… Por eso nos dimos cuenta de que se lo habían llevado.
¿Han sentido apoyo en todo este tiempo?
Sí. Un día entré en casa y encontré a unas vecinas lavándonos la ropa y limpiando la casa. Muchas personas han dedicado sus vacaciones a venir a Canarias y ayudarnos a pegar carteles. Aquí vino gente que ni conocíamos y que esperó hasta tres horas para recibir los carteles para ir a repartirlos.
¿Siente que se le da poco peso a su caso en los medios?
No. Si quisiéramos estaríamos todos los días en los medios, porque todos han sido solidarios con nosotros, pero no es nuestra idea. De hecho nosotros no queremos salir en fotos, ni en televisión; el que tiene que salir es Yéremi para que todos se aprendan su cara. Hemos tenido que aprender a llorar cuando estamos solos.
¿Cómo hacer para que no se olviden de Yéremi, entonces?
Bueno, últimamente, hemos estado haciendo visitas a los medios y actividades todos los meses. No queremos que se olviden del niño, pero creemos que montar un show puede ser perjudicial para el caso. Quien lo tiene se puede asustar y prolongar la entrega.
¿Cómo están viviendo la repercusión mediática de la desaparición de la pequeña Madeleine, en Portugal?
Cuando vimos la noticia en la televisión por primera vez, dijimos: «No saben lo que se les viene encima».
¿Cómo ha cambiado su vida?
En todo, a veces no sabemos ni en qué día estamos… Nos cambió la manera de actuar, de mirar, de sentir y hasta de reír… El que se lo llevó se lo llevó todo, nuestras ilusiones, nuestros planes... Ahora vivimos al día, nos sentimos estancadas en el tiempo.
Yéremi cumplió ocho años en julio.
Sí, y ha sido uno de los días más duros que hemos pasado aquí. Fue el 18 de julio. Él ya había hecho la carta para los Reyes, pero pensando en que le adelantaran algo para su cumpleaños... Pidió una casita de madera... mi padre conserva la carta consigo.
¿Cómo afronta la vida diaria con su otro hijo?
Es un castigo hacer muchas cosas que solíamos hacer si no está Yéremi... Lo más difícil es la espera, la incertidumbre. Cada vez que suena el móvil nos volvemos locos...
¿Cómo va la investigación?
Prefiero que todo se mantenga en absoluto secreto para no entorpecer las pesquisas. Muchas veces sueño que lo encuentro y lo abrazo... Esos días me despierto con más ánimo.
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