Reconstruye fotográficamente en Múnich las excesivas ceremonias del Campo Zepelín nazi

  • El estadounidense James Casebere (1953) muestra en la ciudad alemana el resumen de cuatro décadas de dedicación a la fotografía.
  • Estrena una serie sobre la megalónoma base de zepelines y lugar de mítines de Núremberg, diseñado por Albert Speer, arquitecto de confianza de Hitler.
  • Interesado por la arquitectura y su alcance ideológico, Casebere también firma una réplica de la granja del presidente Jefferson atendida por esclavos.
Uno de los frisos inspirados en el nazismo que James Casebere ha instalado en Múnich, la ciudad donde nació la ideología que llevó a Hitler al poder en Alemania
Uno de los frisos inspirados en el nazismo que James Casebere ha instalado en Múnich, la ciudad donde nació la ideología que llevó a Hitler al poder en Alemania
Courtesy the artist and Sean Kelly Gallery, New York © James Casebere, 2016
Uno de los frisos inspirados en el nazismo que James Casebere ha instalado en Múnich, la ciudad donde nació la ideología que llevó a Hitler al poder en Alemania

Al estadounidense James Casebere (1953) le entusiasma como fotógrafo un solo tema: la arquitectura. No es, sin embargo, un fascinado observador de la multitud de formas que adoptan las construcciones humanas y la manera en que se dialogan con el espacio en que se yerguen. Lo que gusta a este artista con cuatro décadas de ejercicio es el "espacio psíquico" de la arquitectura, la forma en que de ciertos edificios o inmuebles "exageran ciertas ideas" y las "dramatizan".

En la exposición antológica Flüchtig (Fugitivo), Casebere retrata entornos domésticos, pasillos inundados de grandes mansiones, espacios interiores y desnudos de prisiones, mezquitas islámicas, túneles de viejas canalizaciones de Bolonia, casas de madera aisladas en el Midwest estadounidense, suburbios residenciales de clase media a vista de pájaro, el barrio judío de Venecia... El espectador no debe ser llamado a engaño: ninguna de las fotos corresponde a construcciones reales. Aunque lo parecen, son maquetas montadas con ánimo paciente por el fotógrafo antes de hacer uso de la cámara.

El artista "genera imágenes que se alzan en algún lugar entre lo fugitivo y lo sublime, entre la representación y la puesta en escena", dicen desde la Haus der Kunst de Múnich (Alemania), el museo de arte moderno de la capital bávara donde Casebere expone hasta el 12 de junio, una colección antológica de su ya dilatada obra, que inició a mediados de los años setenta del siglo XX con imágenes de toscas maquetas de cartón en las que satirizaba la forma de vida de los EE UU: un tenedor de proporciones gigantes clavado en una nevera, tres ratas merodeando por un salón presidido por un aparato de radio, una cama que ha girado sobre sí misma y, como dice el título de la imagen, "enseña la barriga al sol"...

Los proyectos en los que se embarca el fotógrafo son ahora bastante más complejos. En Múnich, la ciudad en la que nació el nazismo y Hitler se convirtió en un líder político que cautivó a las masas de alemanes, Casebere estrena una serie de fotos que demuestran, por una parte, que en su visión del mundo prima también lo político y la toma de postura, y, por otra, que no le carece de un retorcido sentido del humor.

Cuatro frisos especiales

Como diseño a la medida de la gran escalera que da paso a la exposición Casebere ha creado cuatro obras específicas en forma de friso que muestran mástiles y banderas monocolores al viento —no se ha atrevido a colocar la nazi de la esvástica, que, por otra parte, no se puede exhibir en terreno alemán sin una trifulca legal y política asegurada, pero la referencia y el "espacio psíquico" no admiten la duda— frente a una construcción que copia el  megalómano Zeppelinfeld (Campo Zepelín) de Núremberg, uno de los lugares míticos de la imaginería constructiva nacionalsocialista.

Los frisos del fotógrafo estadounidense son una referencia, dicen desde el museo, al "sistema ceremonial" nazi planeado por Hitler y su arquitecto de confianza, Albert Speer, el único de los jerarcas del III Reich que pidió perdón públicamente —precisamente en los juicios celebrados en Núremberg— y, aunque reconoció saber de los planes genocidas y los crímenes de guerra nazis, salió del proceso con una condena de sólo 20 años de cárcel.

Speer firmó, junto a otros proyectos alucinados dictados por Hitler, el del Zeppelinfeld para campo de aterrizaje y maniobras de zepelines y como coliseo para reuniones y mítines masivos de cientos de miles de personas. Aunque Núremberg fue la segunda ciudad más bombardeada de Alemania durante la II Guerra Mundial, la petrea tribuna del complejo permanece prácticamente intacta.

Los esclavos negros del presidente

No es la única serie de Casebere imbricada con la carga ideológica de la arquitectura. También ha retratado la mansión de Monticello, la casa del tercer  presidente estadounidense, Thomas Jefferson, un aparente defensor de la libertad en cuya finca trabajaban, sin embargo, seis familias de esclavos negros. Las imágenes presentan en lugar como un espacio oscuro, vacío de mobiliario y cubierto por un palmo de agua.

Al artista se le ocurrió la idea de las salas inundadas tras una visita a Berlín poco después de la caída del Muro en 1989. A pesar de, o quizá debido a, el estado de ánimo colectivo que prevalecía en la ciudad, Casebere se dedicó a estudiar las "partes olvidadas" del lugar, incluyendo el sistema de alcantarillado, que en su opinión "expresa claramente el inconsciente histórico de Alemania".

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