A Stanley Donwood (1968) le gusta la cerveza; vive "perdido en algún lugar de Oxfordshire", en la campiña inglesa; adora los libros de JG Ballard, gran profeta de la distopia —acaba de presentar 21 diseños de cubiertas para otras tantas novelas del recordado autor—; no le gusta nada que le pregunten a qué se dedica —"dependiendo de la inteligencia de mi interlocutor le diré cualquier cosa o no le volveré a habar en la vida"—, y es muy amigo de Thom Yorke, el cantante y casi líder de Radiohead, con quien no sólo comparte edad, sino también mucha juerga juvenil en la universidad de Exeter, donde se conocieron.

Desde hace más de un cuarto de siglo, Donwood es el artista de confianza del grupo que para algunos es el paradigma del sonido del siglo XXI —aunque la banda empezó a finales del XX—. Ha diseñado todas las portadas de los discos de la banda y creado el singular y opresivo mundo visual que caracteriza a los ingleses, de quien el diseñador es llamado con justicia "el sexto integrante" —el quinto tras los cuatro músicos, es sin duda el productor e ingeniero de sonido Nigel Godrich—.

Donwood acaba de inaugurar en Australia la primera retrospectiva dedicada a su trabajo como pintor y diseñador. Se titula, como el mismo tono de premura orwelliana que un disco de Radiohead, The Panic Office (La oficina del pánico) y está en cartel hasta el seis de junio en la sede de Sidney de la galería y centro artístico Semi-Permanent.

Montada en una especie de chabola de latón de interior laberíntico construida ex profeso en medio de la galería, la muestra reúne "miles de piezas" de arte que salieron de la imaginación de Donwood durante la preparación de los envoltorios de los discos de Radiohead, con quienes colaboró por primera vez con la cubierta del single My Iron Lung (1994). A partir de ahí la relación no se rompió y el artista ha firmado todas las carpetas y gran parte del material promocional del grupo, entre el que destaca el oso mutante que durante años ha sido el logo oficioso del grupo.

En la exposición pueden verse bocetos previos y pruebas finales de discos con una propuesta gráfica tan efectiva como los collage de OK Computer (1997), con referencias a la sociedad de la hipercomunicación y citas en esperanto; el paisaje helado y postnuclear de Kid A (2000); el minotauro llorando porque está encerrado en una ciudad-prisión de Amnesiac (2001); el mapa conceptual sobre la guerra contra el terror de Bush de Hail To the Theft (2003); la psicodelia de In Rainbows (2007), y el grabado casi expresionista sobre la destrucción de Londres de The Eraser (2006), el álbum en solitario de Yorke publicado por la discográfica independiente fundada por el diseñador, Six Inch Records.

Los organizadores de la retrospectiva quieren destacar que Donwood ha creado "una de las marcas más identificables" de la música contemporánea. Pese a las diferentes técnicas y acercamientos del diseño gráfico de cada disco, que pueden situar al artista entre el desenfado dadaísta, la seriedad conceptual y el hazlo tú mismo del arte punk, estamos ante un creador en extremo dotado que dice sentirse influido por el romanticismo místico de Caspar David Friedrich y el mundo de locura del holandés El Bosco. Para entrar en el mundo complejo de Donwood conviene visitar su web, Slowlydownward, repleta de sorpresas creativas y rincones alucinados.

The Panic Office contiene una sorpresa añadida: Yorke ha compuesto y producido el paisaje musical Subterranea como banda sonora de amoblamiento para los visitantes de la muestra. Desde la galería apuntan que se trata de una "extraña mezcla" de "texturas de ambiente, experimentos sonoros y grabaciones de campo" que apuntalan el carácter "cavernoso" de la chabola.

El sonido de la pieza —que tiene una duración de 18 días, tantos como la exposición— parte de tres lugares diferentes y separado por rangos de tono: los bajos brotarán del suelo, los medios saldrán de las paredes y los agudos caerán desde lo alto. Donwood colgó un vídeo en Dropbox en el que se puede escuchar parte del montaje mientras la cámara recorre en plano subjetivo la exposición.