Muerto y enterrado pero nunca olvidado, el punk rock no deja de ocupar salas de arte de museos y galerías en los últimos años. Camino de cumplir cuatro décadas —si es que tomamos como fecha de nacimiento, lo cual es discutible historicamente pero no descabellado en términos de repercusión pública, la canción God Save the Queen, de los Sex Pistols—, el movimiento musical, acaso el último con derecho a ser considerado radical, es objeto de libros de recuerdos fotográficos, exposiciones acerca de su influencia sobre la alta costura y, sobre todo, muestras que analizan la estela de frescura e irreverencia que dejó sobre el diseño gráfico.

Una prueba más de que el latido del punk todavía no ha cesado es Pretty Vacant: The Graphic Language of Punk (Bastante vacío: el lenguaje gráfico del punk), una exposición que quiere mostrar cómo "la celebración volátil y ambigua de la negatividad y la violencia" de la música condujo a los diseñadores a romper unas cuantas normas y construir un lenguaje tan abrasivo como las canciones. La muestra se acaba de inaugurar en la galería del Moore College of Art & Design de Filadelfia (EE UU) y estará abierta hasta el 15 de marzo.

Los responsables de la galería han logrado la cesión de una de las colecciones privadas más importantes del mundo dedicadas a la parafernalia punk, la del neoyorquino Andrew Krivine, primo del propietario de la galería-tienda londinense BOY, uno de los templos iniciales de la moda anárquica y provocadora que vestían los primeros partícipes del movimiento. En la exposición, cuyo título es el de una de las canciones más conocidas de los Sex Pistols, Pretty Vacant, que se puede traducir por Bastante vacío, pero también por Bastante desocupado, se mostrarán más de tres centenares de carteles, discos, folletos, fanzines, flyers, programas de mano, chapas y otros objetos.

Los organizadores manejan la tesis, nada descabellada, de que el "sentido de urgencia" y las "colisiones estéticas" elegidas por los diseñadoresdel punk "aparentemente al azar" no eran una "mezcolanza simplificada" reducida por los medios de comuncación masivos a "los imperdibles, las crestas mohawks y los símbolos de anarquía", sino que se tratba de un ejemplo de "astucia gráfica" basada en el hazlo tú mismo y nutrida por "una gran cantidad de influencias que van desde el dadaísmo a la Internacional Situacionista y la literatura pulp".

Elegir el pastiche y las técnicas del collage y los recortes era "la manera antiestética perfecta" para comunicar el ideario punk, basado en el nihilismo, el humor negro y la reapropiación. La exposición incluye obras icónicas de algunos de los artistas gráficos más ilustres de la época , entre ellos Barney Bubbles, Malcolm Garrett, Raymond Pettibon, Jamie Reid, Peter Saville, Linder Sterling, Gee Vaucher y Arturo Vega, así como muchas piezas creadas por las manos de talentosos artistas anónimos.

Más allá de la "santísima trinidad del punk"  (The Clash, The Ramones y Sex Pistols) hay material creado para artistas como A Certain Ratio, The Adverts, The B-52s, Bauhaus, Blondie, The Cramps, The Cure, Devo, Elvis Costello, Gang of Four, Generation X , The Gun Club, Iggy Pop, The Jam, Joy Division, Kraftwerk, Lou Reed, New Order, Public Image Limited, Sham 69 , Siouxsie & the Banshees, Teenage Jesus & Jerks, Televisión y X- Ray Spex .

El legado del punk, dicen los organizadores de Pretty Vacant, ha "influido en la cultura y la sociedad modernas" y su "vocabulario visual" está presente en el arte contemporáneo. "El espíritu del punk resuena en particular en el antielitista ethos de hoy", añaden. "La cultura de los blogs de hoy en día recuerda el espíritu anárquico y la autenticidad y el amateurismo de la protesta  punk".