Futuro escrito en presente

  • El gran predictor se llama James Graham Ballard (JG, sin puntos, prefiere) y se está muriendo.
  • Nació en 1930 en la entonces colonial Shanghai y, desde 1962, escribe a mano mil palabras diarias.
  • Empujado hacia la ciencia ficción por una catástrofe personal, Ballard nunca puso su ojo en el espacio exterior.
Ultimate city (La ciudad definitiva), una de las fotos inspiradas en las novelas de Ballard que exhibe, desde el martes, elCentre de Cultura Contemporània de Barcelona . (Michelle lord)
Ultimate city (La ciudad definitiva), una de las fotos inspiradas en las novelas de Ballard que exhibe, desde el martes, elCentre de Cultura Contemporània de Barcelona . (Michelle lord)
Michelle lord
Ultimate city (La ciudad definitiva), una de las fotos inspiradas en las novelas de Ballard que exhibe, desde el martes, elCentre de Cultura Contemporània de Barcelona . (Michelle lord)
Lo predijo casi todo: la llegada a la Casa Blanca de un actorcillo de Hollywood; el horror fascista de los
centros comerciales; los perversos efectos psicológicos de la arquitectura fría; la
pornográfica muerte entre hierros y plásticos de una princesa asediada bajo el subsuelo de una megaciudad por las hienas mediáticas; el
ansia enferma por adquirir el último fetiche tecnológico; la paranoia mercan-tilizada por la corporación del terrorismo; la devastación justiciera del último de los dioses, el
planeta moribundo; la reducción de la enseñanza universitaria a un único fin (prolongar hasta la madurez los valores más pueriles de la adolescencia)...

Incluso vaticinó el ámbito podrido del ladrillazo de la Costa del Sol española en la novela Noches de cocaína (1996), que se desarrolla en las blancas urbanizaciones andaluzas, "encantadoras, agradables y totalmente corruptas".

Mil palabras diarias

El gran predictor se llama James Graham Ballard (JG, sin puntos, prefiere) y se está muriendo. Hace dos años le diagnosticaron un cáncer de próstata que, a estas alturas, se ha extendido a la columna y a las costillas. Le queda poco.

Nació en 1930 en la entonces colonial Shanghai y, desde 1962, escribe a mano mil palabras diarias. Nada de pantallas límpidas o procesadores de texto para el forense del siglo xx. Sólo tinta para los análisis psicopatológicos y profecías (cumplidas) que, en más de cuarenta novelas y colecciones de relatos, diagnostican unos "tiempos masoquistas" acentuados por la desesperación, la psicosis y "la muerte del afecto".

La irracional civilización que avanza su obra y la realidad constatada colocan ahora a Ballard en primer plano por su anunciada defunción, el elegante retiro en la soledad de Shepperton (Reino Unido) y el reniego a los laureles de las tribus literarias y los gobiernos -rechazó la misma distinción monárquica que aceptan las estrellas del rock-. Hace unos meses salieron a la venta sus memorias, Miracles of Life (Mondadori las publicará en septiembre en español).

Reedición integral

Todas sus novelas están siendo reeditadas en España, en formato de bolsillo y a bajo precio por Minotauro. El Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB) inaugura el martes próximo la exposición JG Ballard. Autopsia del nuevo milenio, que presenta la capacidad implosiva de la literatura del novelista inglés, sus temas y obsesiones, su disección del presente, sus referentes y su marcadísima huella en el imaginario contemporáneo.

Empujado hacia la ciencia ficción por una catástrofe personal -la muerte, a los 34 años, de su mujer, víctima de una fulminante neumonía mientras la familia pasaba unas vacaciones en Alicante-, Ballard nunca puso su ojo en el espacio exterior ni se dejo subyugar por las utopías celestes.

Toda la producción literaria del autor de las subyugantes y a menudo perturbadoras (por cercanas) Crash, La exhibición de atrocidades, El mundo sumergido o Playa terminal se asienta en la Tierra, "el único planeta verdaderamente extraño", y se basa en la definitiva desintegración de los límites entre realidad y ficción.

Falsa asepsia

Abogado del diablo de la falsa asepsia de la modernidad, en el sueño de la morfina que le administran estos días para mitigar el dolor del cáncer es fácil imaginar las visiones de Ballard. Él mismo las enumeró en What I believe (1984): "Creo en los órganos genitales de los grandes hombres y mujeres (...), en la muerte del mañana, en la fatiga del tiempo (...), en todos los artistas invisibles recluidos en los psiquiátricos del planeta (...), en el universo oculto dentro de los supermercados (...), en la fiebre (...), en las adolescentes, en cómo se corrompen a sí mismas (...), en los vellos púbicos que dejan en los baños de los moteles más infames".

Jordi CostaUn decálogo ballardiano Jordi Costa Comisario de la exp. del CCCB

1. Tecnología. Fundidos con la máquina

2. Pornografía. Nuestro deseo de explotar y ser explotados.

3. Neobarbarie. Arquitecturas asépticas. Vivimos adormecidos.

4. Asepsia. El mundo es un suburbio regido por el aburrimiento.

5. Distopía. La mirada de Ballard desvela la distopía sutil que se esconde en el presente.

6. Psicosis. No tenemos otro remedio que utilizar la locura como fuente de liberación.

7. Espacio (interior). El único planeta que resulta verdaderamente extraño es la Tierra.

8. Desesperación. Paladearla como gourmets del fatalismo.

9. Realidad. Se confunde con la ficción en el bombardeo mediático.

10. Atrocidad. El pan de cada día. La contemporaneidad nos está educando para ser perversos pasivos.

NO PASES DE...

PeliUna peli

‘Crash’. ¿Por qué nos matamos en veloces máquinas metálicas? Ballard sostiene que el clímax de los accidentes de tráfico, como todo lo relacionado con los coches, es sexual.

La película de Cronenberg, basada en la novela homónima de Ballard, es menos brutal que ésta, más comedida y fabricada para el lucimiento de la lencería de Rosanna Arquette. Aún así, la admonición sigue ahí: los coches nos hacen guiños para que hagamos el amor con ellos. * David Cronenberg, 1996. New Line Home Video. 15 €.

DiscoUn disco

Metal Machine Music.
A pesar de que no tiene tocadiscos en casa, Ballard, por su sensibilidad lúcidamente alterada, es uno de los gurús del post punk. No hay constancia de que al literato inglés le guste Lou Reed, un tipo demasiado engreído para la humildad de Ballard.
En este disco, sin embargo, Reed llevó a la música, con mucha bravura, la idea de distopía (utopía negativa): ni un solo acorde, ni una sola nota pentatónica, todo es acople eléctrico, zumbido estático y ruido blanco. * Lou Reed, 1975. Budha Records. 12 €.

LibroUn libro
‘La exhibición de atrocidades’
.
Ballard es de los pocos au-tores con apellido ad-jetivizado. El diccionario Collins English dice que lo ballardiano "sugiere las condiciones descritas en los relatos o novelas de Ballard, especialmente la modernidad distópica, los desoladores paisajes creados por el hombre y los efectos psicológicos del desarrollo tecnológico".

Ésta es la novela más aterradora sobre las negras utopías ballardianas. J. G. Ballard, 1970. Minotauro. 5,95 €.

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