La Cámara de los Diputados de Italia aprobó la reforma del Senado, que permitirá una vez acabe el trámite parlamentario poner fin al bicameralismo perfecto y a la que se opuso el partido de Silvio Berlusconi, Forza Italia (FI). De los 630 diputados que componen la Cámara Baja, 357 votaron a favor, 125 lo hicieron en contra y 7 se abstuvieron.

El proyecto de ley votado este martes deberá ahora regresar al Senado para iniciar su segunda lectura. El primer ministro italiano, Matteo Renzi, que no es diputado, se apresuró a celebrar el resultado en su perfil de Twitter y aseguró que la aprobación de su reforma hace de Italia "un país más simple y justo".

El líder de la coalición de Gobierno, el exalcalde de Florencia cuenta con una mayoría holgada en la Cámara Baja, por lo que toda la atención estaba centrada en la actuación del partido del exCavaliere, marcado por las divisiones internas. Berlusconi pidió a su bancada que votara en contra del proyecto de ley, si bien algunos de sus correligionarios habían mostrado su disconformidad.

La decisión del líder conservador se debe a la ruptura por parte de Renzi de la alianza que han mantenido desde hace un año después de que el primer ministro propusiera un nombre para la elección del presidente de la República sin consensuarlo con Berlusconi (el de Sergio Mattarella, actual jefe del Estado).

El magnate, de 78 años, ha tenido que convencer a algunas voces críticas, como la de Denis Verdini, para que votaran contra la reforma constitucional. Finalmente y de forma unitaria, FI dio su opinión negativa al texto aunque un grupo de diputados, del ala de Verdini, firmó un documento criticando esta postura y asegurando que su actuación es un gesto de "lealtad y afecto" hacia el líder conservador.

Este proyecto de ley es una reforma constitucional por lo que sigue un procedimiento especial para su aprobación y deberá ser votada de modo idéntico dos veces por ambas sedes del Parlamento. Fue aprobada el pasado 8 de agosto por el Senado en primera lectura pero ahora, en la Cámara Baja, han sido introducidas algunas modificaciones por lo que regresará a la Cámara Alta para ser nuevamente votada.

Durante la segunda lectura, tanto en la Cámara como en el Senado, no podrán efectuarse cambios en el texto legislativo sino que los diferentes partidos solo podrán aprobarlo o rechazarlo. En el caso de que el Gobierno no consiga recabar los dos tercios de los votos del Parlamento, la reforma será sometida a un referéndum que, por otro lado, Renzi ya ha asegurado que se celebrará con el fin de dar la última palabra a la sociedad.

La reforma incluida en la propuesta supone el fin del bicameralismo perfecto, con la supresión de la función legislativa del Senado, y además prevé la modificación del título V de la Constitución para restar poder a las autonomías y los entes regionales. El Senado será privado de funciones legislativas y estará compuesto por cien miembros (en vez de los 315 actuales) que no serán elegidos en las urnas sino entre los asesores regionales y alcaldes por un mandato de siete años.

Esta Cámara de las regiones, como ha sido bautizada, tendrá menos competencias y deberá ratificar sólo reformas de la Constitución, referéndum populares y tratados internacionales, entre otras cosas.