La exposición 'Salvaje' explora el momento actual de "alienación y encanto" hacia los animales

  • Treinta y cinco fotógrafos muestran la combinación de "miedo, fascinación, piedad y horror" con que el ser humano se relaciona con los animales.
  • La selección de obras refleja la presencia creciente de los seres no racionales en lo económico, social, cultural, religioso y simbólico de la vida contemporánea.
  • Los organizadores sostienen que cuanto mayor es nuestra sed de conocimiento sobre la vida animal mayor es también el deseo de "diferenciarnos de ella".
Foto de Martin Klimas que se expone en la muestra colectiva "Salvaje: los animales en la fotografía contemporánea"
Foto de Martin Klimas que se expone en la muestra colectiva "Salvaje: los animales en la fotografía contemporánea"
Martin Klimas Untitled, 2006
Foto de Martin Klimas que se expone en la muestra colectiva "Salvaje: los animales en la fotografía contemporánea"

Los animales están en todas partes. La obviedad casi zafia de la afirmación —también los seres humanos pertenecemos a la categoría animal— tiene un sentido distinto desde hace unos pocos años. Nunca como ahora se ha considerado a los bichos, sobre todo a las mascotas de compañía, como parte crucial de la sociedad.

Se dictan leyes en defensa de los animales incluso en países donde los derechos fundamentales de las personas no son respetados —por ejemplo, la India—, sus enternecedoras o simpáticas imágenes son apuestas seguras para llegar a la condición viral en las redes sociales e incluso se ha dado un nuevo significado al adjetivo animalista, que se refiere a los artistas que eligen como motivo a los animales, aunque el animalismo, según la boyante acepción no admitida por la academia, es la lucha por los derechos o la protección de los animales.

Enfoques muy variados

La exposición colectiva Wild: Tiere in der zeitgenössischen Fotografie (Salvaje: los animales en la fotografía contemporánea) plantea interesantes asuntos en el momento en que se alcanzan niveles máximos de "alienación y encanto" hacia nuestros compañeros de habitación terrestre. Las obras, reunidas en la Fundación Alfred Ehrhardt de Berlín (Alemania) del 5 de julio al 14 de septiembre, están firmadas por 35 fotógrafos contemporáneos que exploran, con enfoques artísticos muy variados, la presencia creciente de los animales, salvajes y, sobre todo, mascotas, en los ámbitos económico, social, cultural, religioso y simbólico de la vida de hoy.

Los comisarios de la colectiva, Matthias Harder —jefe de curators de la Fundación Helmut Newton— y Maren Polte, sostienen que cuanto mayor es nuestra sed de conocimiento sobre la vida animal mayor es también el deseo de "diferenciarnos de ella". En última instancia, la exposición, añaden conduce  a la pregunta de qué es en la actulidad un animal salvaje, si es que tal categoría tiene sentido en un mundo dominado por el ser humano y sus caprichos, constreñido por la industrialización, envenenado por la contaminación y ablandado por la globalización, y aventura la respuesta de que los hombres juegan su papel en el drama de la vida y en relación con los animales con una combinación de "miedo, fascinación, piedad y horror".

El cuerpo desollado de un caniche

El "rico espectro" artístico de Wild abarca expresiones de cercanía y distancia, de amistad sincera y explotación. Mientras Ernie III, un perrillo retratado por Thorsten Brinkmann, posa con paciencia con un ridículo gorro rojo, como si se tratara de una pieza de mobiliario hortera; Carina Linge muestra en Dame mit Kaninchen a una mujer posando en un retrato de estudio de clara intención animalista con el cuerpo desollado de un caniche, y Marc Volk nos acerca, en blanco y negro, al ojo de una cebra tan esférico y radiante como cargado de espanto por la presencia demasiado cercana de la cámara.

Imágenes de animales preparados como piezas de museo, mascotas mostradas como juguetes de peluche, animales de granja o animales muertos como vanitas clásicos de bodegones, añaden a la exposición amplitud de lecturas que van del drama a lo lúdico o irónico, demuestran la "nueva relevancia" del sujeto no racional —expresión inadmisible gramaticalmente, pero usada por el animalismo por desacuerdo con la forma correcta: irracional, que entienden injusta—  y sirven de prueba para constatar "hasta qué punto los seres humanos se identifican con los animales", sea como trofeos, proyecciones de una inseguridad interior o para procesarlos como alimento.

Mascotas sobre todo

Aunque entre las más de setenta obras hay imágenes que se acercan al clasicismo de la captura de los ejemplares libres y salvajes de la fotografía de la naturaleza —por ejemplo, la lechuza en vuelo de Martin Klimas—, la mayoría analiza el análisis la relación entre las personas y los animales de compañía.

Es una lógica opción teniendo en cuenta la fiebre de las mascotas —sólo en los EE UU hay, según datos censales que necesariamente resultan cortos, más de 150 millones de perros y gatos; en el Reino Unido, casi 20 millones, y en Alemania una cifra ligeramente inferior— y que la industria que mueven los animales caseros es de gran magnitud: los estadounidenses gastan en sus animalitos ocho veces más que en libros: casi 59.000 millones de dólares al año en mascotas frente a 7.000 millones en libros, electrónicos incluidos (unos 43.100 y 5.100 millones de euros respectivamente).

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