Operación Candy: la Policía busca a uno o varios pederastas que aterrorizan a Ciudad Lineal

Exterior del comercio donde se produjo el secuestro de la niña de seis años, en la calle Luis Ruiz, 22.
Exterior del comercio donde se produjo el secuestro de la niña de seis años, en la calle Luis Ruiz, 22.
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Exterior del comercio donde se produjo el secuestro de la niña de seis años, en la calle Luis Ruiz, 22.

Las noticias comenzaron en abril, cuando una niña de nueve años fue raptada en un parque de Ciudad Lineal. La pequeña apareció a las pocas horas con síntomas de haber sido drogada. La noticia corrió como la pólvor, pero no tardó en ser olvidada por los vecinos. Dos meses después otra menor desapareció en el mismo distrito, siendo encontrada en circunstancias similares. La alarma se multiplicó entre los residentes. La Policía vinculó ambos raptos y puso desplegó un dispositivo para encontrar al autor: la Operación Candy.

El pasado viernes, sin embargo, otra chica fue encontrada por un conductor poco rato después de que su familia le hubiese perdido la pista. Esta vez, no había sido narcotizada, por lo que su testimonio ha dado un nuevo giro a la investigación que hace que los investigadores valoren la posibilidad de que exista más de un culpable. Estas son las claves:

¿Cuántas veces ha actuado?

Los investigadores tienen entre manos tres casos consumados: una española de 9 años, una de origen asiático de 6 y otra de 7 años de origen sudamericano, ocurridos el 10 de abril, el 17 de junio y el 23 de agosto en Ciudad Lineal, aunque creen que estos podrían estar conectados con el secuestro en septiembre de 2013 de una niña latina de color y de un intento de rapto de una niña japonesa el mismo 10 de abril que consiguió huir. Cinco acciones con cinco niñas muy distintas, pero de edades próximas.

¿Cuál es su modus operandi?

Los agentes sospechan que está familiarizado con los métodos de investigación de la Policía, ya que ninguna cámara le ha grabado pese a actuar a plena luz del día y haber conducido varios kilómetros con las niñas en su vehículo. Se sospecha además que actúa con un plan muy elaborado y que espía durante varios días a las menores antes de actuar.

Primero convence a las niñas para que le acompañen y las llama por su nombre. En los tres secuestros confirmados ambas menores se le acercaron sin oponer resistencia. El secuestrador no era de su entorno, por lo que debe estar acostumbrado a tratar con niños. En el primer caso dijo a su víctima que tenía que acompañarle para probarse ropa porque se lo había dicho su madre. En el segundo, se interesó por la confección de pulseras con gomas que realizaba la menor. Del tercero no han trascendido datos.

Tras subir a su vehículo, las droga con medicamentos como Valium u Orfidal, que dejan a las menores adormiladas y sin posibilidad de recordar lo ocurrido. Tras presuntamente abusar de ellas (no se sabe de qué forma. Antes de liberarlas, las ducha para eliminar cualquier resto biológico que permita obtener pruebas de ADN. Después las abandona en zonas poco transitadas, sin cámaras de vigilancia.

¿Cuál es su perfil psicológico?

No se sabe si tiene algún tipo de enfermedad mental, pero está claro que le gusta retar a la Policía y arriesgar, ya que actúa siempre en el mismo distrito y de la misma forma. Se trata de un pederasta disciplinado y ordenado a la hora de cometer sus crímenes.

¿Cómo es físicamente?

Es donde existe mayor confusión. Las niñas no recuerdan bien lo sucedido y, por lo tanto, no hay un retrato robot del sospechoso. En el primer rapto se dio la descripción de un hombre de unos 25-30 años, de 1,75 de altura, delgado y con barba. La primera secuestrada describió una terraza con rejas durante su cautiverio, por lo que se cree que podría vivir en un bajo con barrotes. Tampoco se sabe qué tipo de coche utiliza, aunque se piensa que podría ser un turismo de color gris.

¿Por qué se habla de dos posibles pedarastas o de un imitador?

En el segundo rapto, varios testigos aseguraron haber visto a un hombre bien vestido, canoso y con gafas acercarse a la niña. Algunos aseguraron incluso que iba acompañado de otro hombre de más edad, por lo que tal vez no actúe solo. La última víctima, que no fue drogada y ha aportado datos fundamentales a la investigación, ha descrito a su agresor, por primera vez, como un hombre grueso.

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