Felipe VI es proclamado rey en una jornada sobria, con guiños al futuro y algunas ausencias

El rey Felipe VI y la reina Letizia, junto a sus hijas Leonor y Sofía y los reyes salientes Juan Carlos y Sofia, en el balcón de la Palacio Real. Todas las imágenes de la proclamación.
El rey Felipe VI y la reina Letizia, junto a sus hijas Leonor y Sofía y los reyes salientes Juan Carlos y Sofia, en el balcón de la Palacio Real. Todas las imágenes de la proclamación.
GTRES
El rey Felipe VI y la reina Letizia, junto a sus hijas Leonor y Sofía y los reyes salientes Juan Carlos y Sofia, en el balcón de la Palacio Real. Todas las imágenes de la proclamación.

"Nada me honraría más que los españoles pudieran sentirse orgullosos de su nuevo rey". Felipe VI ha expresado de esta forma uno de sus deseos de reinado —que comenzó la pasada medianoche— durante el discurso que ha dado este jueves ante un Congreso de los Diputados repleto. A su lado, la reina Letizia y sus hijas, la Princesa Leonor y la infanta Sofía, que han asistido expectantes, acompañadas de diputados, senadores y varios representantes de instituciones del Estado, a la ceremonia simbólica de jura y proclamación. El rey ha jurado "respetar los derechos de los ciudadanos y de las comunidades autónomas".

La sobriedad y la emotividad han caracterizado esta jornada festiva en la que los mayores aplausos institucionales se los han llevado los reyes salientes, Juan Carlos y Sofía, ya honoríficos, y las lágrimas han corrido a cargo de la infanta Elena de Borbón; su hermana Cristina ha sido la gran ausente —el rey Juan Carlos ya anunció que no estaría en la proclamación—. La salida al balcón de la nueva familia real, ya al completo, que ha saludado a los miles de ciudadanos congregados frente al Palacio Real durante diez minutos —"¡España, unida, jamás será vencida!", gritaban algunos agitando banderas— ha puesto fin a los actos protocolarios y ha dado paso a una recepción con 2.000 invitados.

Vestido con el uniforme del Ejército de Tierra y luciendo la venera de la Orden del Toisón de Oro, la banda del Collar de Carlos III, la Gran Cruz de Carlos III y las del Mérito Militar, Naval y Aeronáutico, el nuevo rey ha expresado en el Congreso de los Diputados, poco antes de las 11 de la mañana, su "deber moral" de contribuir a que los españoles puedan salir de la crisis y su "orgullo" por la nación española. Una nación en la que "caben todos los sentimientos y las sensibilidades" y a la que la Corona debe dar ejemplo con su "conducta íntegra, honesta y transparente". El discurso ha estado lleno de guiños y mensajes, sobre todo de referencias al futuro, de ahí lo de "una Monarquía renovada para un tiempo nuevo".

Entrega del fajín de capitán general

Poco antes de la proclamación, con gesto firme y en un acto muy breve, Felipe VI recibía de manos de su padre el fajín rojo de capitán general en el Palacio de la Zarzuela; Juan Carlos I, que llegaba a la sala apoyado con un bastón del que se deshacía a los pocos segundos, pasaba de esta forma a la reserva de las Fuerzas Armadas, tal y como anunció hace unos días el ministro de Defensa, Pedro Morenés.

A la ceremonia militar, muy protocolaria, han acudido la reina Letizia, las hijas de los reyes —de rosa y azul, con trajes idénticos de factura asturiana—, la reina Sofía, Elena de Borbón y su hijo Felipe Juan (Froilán). Ni rastro de la otra hija de la primogénita del rey Juan Carlos, Victoria Federica -que está estudiando en el Reino Unido-, ni de la infanta Cristina o sus cuatro vástagos -tampoco estaba Iñaki Urdangarin, apartado de los actos de la familia real desde hace meses-.

Los dos reyes, Felipe y Juan Carlos, inclinaban la cabeza y se saludaban así mutuamente tras la entrega del fajín. Elena hacía lo propio con su hermano. Tras la ceremonia, los reyes y sus hijas partían en sendos coches —uno de ellos el Rolls-Royce de patrimonio nacional— hacia el Congreso de los Diputados para la proclamación, escoltados por decenas de motoristas. En la Cámara Baja, el panel de votaciones del Hemiciclo hacía de pantalla de televisión retransmitiéndolo todo para los que esperaban la llegada de la familia real. Allí la familia real era recibida por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.

Comitiva en coche descapotable

Tras la proclamación y el correspondiente desfile militar por la Carrera de San Jerónimo, los reyes se han vuelto a montar en el coche y han realizado el recorrido previsto por las calles del centro de Madrid en un vehículo que finalmente ha llevado la capota bajada. Unos 7.000 policías han formado parte del dispositivo de seguridad, en el que también había francotiradores de élite y vigilancia por aire. El cortejo ha transcurrido lento y bajo la atenta de mirada de miles de ciudadanos que han salido a la calle para apoyar al nuevo rey.

No han faltado las protestas de carácter republicano, incluida una manifestación en la que han participado miembros de la Coordinadora 25S, que han vuelto a convocar a las 20 horas. Durante la mañana se han producido tres detenciones en los alrededores de la Puerta del Sol por desórdenes, según la Policía. Mientras, los reyes llegaban a la Plaza de Oriente y eran recibidos con 21 salvas de honor de artillería (las correspondientes al rey) y el himno nacional. La salida al balcón de los seis miembros de la nueva familia real ha estado protagonizada por el beso de la reina Sofía al rey Juan Carlos.

El calor también ha tenido su papel durante toda la mañana. Algunos de los ciudadanos que han salido a las calles, que empezaban a recuperar la normalidad a las 14 horas, tras la conclusión del besamanos en el Palacio Real, aplaudían que el desfile hubiera sido "austero" y "muy ajustado pero correcto en tiempos de crisis". Los sanitarios del Samur-Protección Civil han atendido en toda la mañana a 98 personas, según  fuentes sanitarias, aunque todos los cuadros han sido leves.

Entre los invitados a los actos de este jueves se encontraban, entre otros, los expresidentes del Gobierno Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero; varios presidentes autonómicos como Susana Díaz, Artur Mas, Iñigo Urkullu y Alberto Núñez Feijoo; los presidentes del TC y el TS; el Gobierno actual en pleno; diputados y senadores de todos los grupos políticos así como miembros de partidos—aunque no todos han asistido—; y, en la recepción final, también personas del mundo político, económico, cultural, deportivo y social.

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