Un país rico pero empobrecido: la España que 'hereda' Felipe VI

  • El reinado de Juan Carlos I comenzó en una España alejada de la media europea, y llega su fin en un país desarrollado a pesar de los seis años de crisis.
  • La renta per cápita de los españoles equivalía en 1975 a un 84% de la media europea. Actualmente, ya dentro de la UE, está en el entorno del 90%.
  • La tasa de desempleo tras la muerte de Franco rondaba el 8,4%, mientras que en el primer trimestre del año supera el 25,9%, según la EPA.
Una mujer da limosna a una persona indigente en Madrid, en una imagen de archivo.
Una mujer da limosna a una persona indigente en Madrid, en una imagen de archivo.
GTRES
Una mujer da limosna a una persona indigente en Madrid, en una imagen de archivo.

Una economía en la encrucijada. El rey Felipe VI asume el trono de una España mucho más rica y desarrollada que la que se encontró en el año 1975 su padre Juan Carlos I, si bien los más de seis años de crisis y recesión económica han golpeado al país, que ha registrado retrocesos en la práctica totalidad de indicadores económicos relevantes.

España es todavía un país encuadrado dentro de los más desarrollados, pese a los altos niveles de paro, la ausencia de crédito a familias y empresas, el aumento de las desigualdades y los recortes presupuestarios sufridos desde 2008. Sigue siendo, por ejemplo, el segundo país europeo con una mayor esperanza de vida (82,4 años de media), y mantiene a empresas punteras en sectores como la banca, la industria textil o las telecomunicaciones, por ejemplo. Por su parte la principal fuente exportadora española, el turismo, ha logrado incrementar su cuota tras varios años de caídas causadas por la crisis del euro. Así, hasta abril el país recibió a más de 15 millones de turistas extranjeros, un 9,2% más que en el primer cuatrimestre de 2013, según datos oficiales.

Las empresas españolas parecen haber pasado ya lo peor, pero los años de crisis han disparado los niveles relativos de pobreza, las desigualdades y la percepción ciudadana de que el actual sistema socioeconómico necesita ser reformado. En este contexto, la crisis económica ha ido de la mano de un progresivo deterioro de la imagen de la Monarquía, que atraviesa ahora sus peores momentos de popularidad. Felipe de Borbón tiene por ello ante sí un doble reto: liderar a la Corona en un momento de fuerte descontento popular al tiempo que los españoles logran volver a la senda de la prosperidad económica. Está por ver si, de consolidarse la incipiente recuperación, se produce a su vez un punto de inflexión en el creciente rechazo a la Corona.

La economía española de 1975 y la de ahora

  • Ni el doble de renta per cápita: Cuando Juan Carlos de Borbón asumió el trono, España era todavía un régimen dictatorial. Las reformas económicas y el aperturismo comenzados a finales de los 50 y desarrollados en los años 60 supusieron un fuerte impulso al producto interior bruto de España, que tuvo su continuidad también en los años 70. Así, tal como muestran los datos del Banco de España, para 1975 la renta per cápita española (medida en paridad de poder de compra y en euros de 2005) se situaba en los 12.100 euros. Casi cuarenta años después, la riqueza media de cada español ronda los 22.279 euros, según la contabilidad del INE. En 2010 superaba los 24.300 euros, pero cuatro años de recesión han empobrecido notablemente a la población en su conjunto. "Un crecimiento fráncamente decepcionante"; así es como califica estos datos el economista Jesús Fernández Villaverde en un reciente post en el blog Nada es Gratis. Para este investigador de la Universidad de Pennsylvania, el escaso crecimiento acumulado durante la etapa democrática evidencia que "España sufre de problemas económicos muy serios" (ver gráfico inferior).

Evolución de la renta per cápita de España 1975-2013 (Fuente: <em>Nada es Gratis</em>).
  • Convergencia a la baja con Europa: Una de las prioridades de España al dar paso a la democracia y entrar en el club de países de la UE era lograr una mayor convergencia de la economía respecto al conjunto de países europeos más desarrollados. El balance, si bien muy modesto, ha sido positivo: Los datos del Banco de España muestran que en 1975 el PIB per cápita real (en paridad de poder adquisitivo) suponía el 87,4% de la media europea. Treinta y nueve años de reinado de Juan Carlos I y miles de millones de euros de fondos de cohesión después, la riqueza media de los españoles se sitúa en el 88,9% del registrado para la UE. Atrás queda la primera década de 2000, cuando se superó el 93% de convergencia. Eurostat, con una metodología distinta, asciende varios puntos los niveles de convergencia respecto a la Europa de los 28. Así, según sus cálculos, la riqueza media de los españoles equivale a un 95% de la media europea.

  • Desigualdad creciente: No solo una buena parte de la riqueza ha desaparecido, sino que el reparto de la misma se ha polarizado, aumentando las diferencias entre pobres y ricos. Tanto que España ha sido el país desarrollado en el que más se ha incrementado la desigualdad durante la crisis, según un informe de la OCDE. Así, tal como reflejan sus datos, el 1% más rico de los españoles vieron como sus ingresos pasaron del 7,5% del PIB en 1980 a más de 8,2% en 2010, último año del estudio. Otros indicadores económicos abundan en esta realidad: El conocido como Coeficiente de Gini, que mide la desigualdad de la renta por países, muestra un aumento de alrededor de dos puntos porcentuales para España, lo que la sitúa en el grupo de países europeos con menos equidad en los ingresos. Un incremento similar (1,7 puntos porcentuales) se constata en cuanto a los índices de pobreza humana. Entre 2007 y 2012 el porcentaje de pobres es un 16% mayor, según un reciente estudio del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie).

  • El triple de desempleo: De un 8,4% a un 25,9%. Los datos de desempleo son contundentes. La etapa democrática de reinado de Juan Carlos I no ha permitido desarrollar un modelo económico con un dinamismo suficiente como para evitar una fuerte destrucción del empleo en las etapas de recesión. Así, en 1975 se registraba una tasa de paro oficial del 8,4% (datos del Banco de España), que se iría incrementando desde finales de los 70 y durante la década de los 80, debido al desmantelamiento del tejido industrial franquista impuesto por las autoridades europeas. Tras un nuevo repunte de paro por encima del 20% a mediados de los 90, la burbuja inmobiliaria y la llegada de inmigrantes permitieron crear millones de puestos de trabajo que redujeron la tasa de desempleo al entorno del 9%. La crisis iniciada en 2007, sin embargo, ha evidenciado las debilidades estructurales del mercado laboral español y ha provocado que España haya registrado los mayores porcentajes de parados desde que existen registros oficiales (actualmente en el 25,9%). El problema se agrava además por la persistencia en el tiempo, ya que alrededor de dos millones de parados de larga duración afrontan un futuro sin ningún tipo de ingreso y con unas bajas opciones de empleabilidad.

  • Prima de riesgo, un problema moderno: La Historia económica de España está plagada de episodios de impago de la deuda pública, ninguno de ellos en la era democrática. A su llegada al trono, Juan Carlos I reinaba un país cuya deuda pública apenas suponía el 16,5% del Producto Interior Bruto (PIB), tal como reflejan los datos históricos del FMI. Actualmente, el endeudamiento soberano español ronda el 100% del PIB, ya por encima del límite considerado de riesgo por expertos y autoridades europeas. La prima de riesgo está directamente relacionada con la deuda pública, si bien es un hecho moderno, relacionado con la Unión Monetaria. Y es que esta prima no es sino el sobreprecio que han de pagar los países para colocar sus bonos en relación al precio pagado por Alemania, el país percibido como más seguro. Tras haber superado los 500 puntos porcentuales durante los peores momentos de la crisis del euro, Felipe VI llegará al trono con una prima en el entorno de los 130 puntos básicos, debido a las medidas de liquidez del Banco Central Europeo y al fortalecimiento del proyecto de la moneda única.

  • Los precios, atados por el euro: En 1975, el índice de precios registró un incremento de los mismos del 12,5%, según datos del INE. Por aquel entonces, la inflación en España se movía frecuentemente en el entorno de los dos dígitos, empujada por la debilidad de la peseta. Nada tienen que ver los precios de entonces con los de ahora. Y es que desde la coronación de Juan Carlos de Borbón hasta la ascensión de su hijo Felipe, los precios se han disparado un 1.036%. Es decir, que son diez veces más altos. Desde el inicio de la crisis, la baja actividad económica —que ha llegado a bordear la deflación— ha permitido que el IPC acumulado entre 2008 y 2014 sea de un 11%.
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