La población inmigrante sigue cayendo en Madrid. En enero de 2014 había 876.493 habitantes empadronados como extranjeros en la región, un 12,4% menos de los que había un año atrás (en enero de 2013 se registraron 1.000.108), según los datos del padrón avanzados este miércoles por el Barómetro de Inmigración de la Comunidad de Madrid, elaborado por la Consejería de Asuntos Sociales. Sin embargo, hay un colectivo que se libra de este descenso: entre las grandes nacionalidades, la china es la única que ahora tiene más residentes en Madrid (50.869 ciudadanos, un 3,8% más).

"Los chinos son los ciudadanos a los que menos está afectando la crisis y esa es la razón por la que siguen viniendo. Son una nacionalidad emprendedora que han visto un mercado en el pequeño comercio, la mayoría trabajan por cuenta propia, tienen sus negocios y, principalmente, tienen su propia red de financiación", explica Yolanda Villavicencio, presidenta de Aesco, una asociación que trabaja por la integración de los inmigrantes en Madrid. "Han visto una oportunidad en los locales que se van quedando vacíos a precios bajos y están invirtiendo en ello. Su gran obstáculo es la lengua, pero incluso en eso hacen esfuerzos por aprender el castellano", añade Villavicencio.

En cambio, el colectivo latinoamericano está sufriendo la tendencia contraria. Las principales nacionalidades del sur y centro de América han experimentado caídas de población superiores al 10% en el último año en Madrid: ahora hay un 17,6% menos de peruanos (hay 38.926 empadronados), un 17,1% menos de ecuatorianos (65.747), un 15,4% menos de colombianos (46.342), un 14,5% menos de brasileños (15.040) y un 13,4% menos de bolivianos (34.325). Tras estas variaciones, el colectivo chino ha adelantado ya a los colombianos, colocándose en cuarto lugar entre las nacionalidades más numerosas. Los primeros puestos siguen encabezados por los rumanos (210.818 personas), marroquíes (84.468) y ecuatorianos (65.747).

Esta reducción de latinoamericanos se debe en gran parte al retorno a sus países de origen, aunque también se han producido migraciones a otros países europeos. Sin embargo, no todos se están yendo, sino que muchos de ellos se han nacionalizado como españoles: "Los primeros que llegaron ya tienen raíces aquí, han criado aquí a sus hijos y tienen un círculo de amigos, así que deciden nacionalizarse, con lo que desaparecen del padrón de extranjeros. La nacionalización es muy habitual entre latinoamericanos", apunta Villavicencio. En el último año se han nacionalizado 55.072 personas en Madrid, según el barómetro regional.

Por otro lado, la convivencia entre extranjeros y madrileños autóctonos va rompiendo barreras, aunque todavía existen obstáculos para la integración plena. El Barómetro de la Inmigración refleja un dato positivo: el 87,6% de los extranjeros encuestados (con una muestra de 1.274 entrevistas) asegura que se sienten integrados en la sociedad madrileña.

Hace dos años (en 2012), cuando se realizó el anterior barómetro sobre convivencia entre el colectivo inmigrante, el porcentaje de extranjeros que afirmaba estar integrado era del 77,5%, con lo que el sentimiento de adaptación a la sociedad madrileña se ha elevado en algo más de diez puntos. El estudio concluye: "La inmigración no es percibida como uno de los principales problemas de la sociedad madrileña". De hecho, en anteriores ediciones del barómetro, la Comunidad desmontó los estereotipos que pesan sobre los extranjeros: ni se llevan las becas ni saturan las urgencias.

Otros datos del informe refuerzan la impresión de que la convivencia entre nacionalidades está avanzando. Por ejemplo, el 45,2% de los madrileños autóctonos afirma que entre su círculo más cercano de amistades hay algún extranjero, el 75,4% tiene trato habitual con ellos en su vecindario y el 39,2% los tiene como compañeros próximos en su trabajo. Sin embargo, en el entorno familiar todavía existen pocas relaciones entre madrileños y extranjeros: solo el 15,4% de los españoles tiene algún inmigrante entre sus familiares (por ejemplo, como pareja).

Pese a todo, el estudio aporta otro dato que muestra que aún queda camino por recorrer: el 68,4% de los extranjeros se ha encontrado con algún tipo de obstáculo para lograr una mejor integración. Entre esos problemas de convivencia los inmigrantes incluyen en primer lugar las dificultades con el idioma (las padece el 24%), sobre todo entre los magrebíes y los asiáticos, según fuentes de la federación de ayuda a los inmigrantes Ferine. También relatan casos de discriminación social (lo sufren sobre todo los rumanos y africanos), diferencias culturales (en el caso de ciudadanos asiáticos) y discriminación en el trabajo.

En menor medida, se sienten desplazados por una actitud cerrada de la población autóctona (lo sufre el 10,4%), diferencias religiosas (5,5%) y discursos negativos en los medios (1,4%). "El riesgo es que se empiecen a perder derechos, como la asistencia sanitaria gratuita. El inmigrante sigue siendo uno de los colectivos más castigados", lamentan en Ferine.