La tardía democratización y la poca formación continua, claves de los resultados educativos

Joven de FP en una clase.
Joven de FP en una clase.
ATLAS
Joven de FP en una clase.

Los adultos españoles (la población entre 16 y 65 años) tienen niveles de comprensión lectora y matemáticas "significativamente" más bajos que los del conjunto de países desarrollados. Tanto que son últimos y penúltimos, respectivamente, en dichas disciplinas. Éstas son algunas de las conclusiones principales del informe PIAAC (el PISA de los adultos) publicado este martes por la OCDE, y que mide las competencias de la población en edad de trabajar de los 23 países que forman parte de este club.

"Los resultados son malos, y eso era lo esperable", tal como constata Jorge Calero, catedrático de Economía de la Universidad de Barcelona especializado en Educación. En su opinión, "en el mejor de los casos podían haber sido algo menos malos, pero siempre en la banda inferior entre los países del entorno". Y es que en su opinión es clave que la educación de las generaciones anteriores es "deficitaria".

"En España había un modelo de educación elitista hasta los años 70, y desde entonces se ha estado abriendo y democratizando. El hecho de tener una población adulta con bajas competencias se debe en parte por este efecto acumulativo", señala este investigador de la Fundación Alternativas que a su vez desmonta el mito de que la calidad de la educación pública ha decrecido: "Los planes educativos antiguos no eran tan buenos como los actuales; la añoranza del sistema pasado es una revisión elitista", sostiene.

Y es que las personas que por ejemplo hace 30 ó 40 años llegaban a la universidad eran mejores, de media, que los actuales universitarios. Pero eran muchos menos, por lo que las nuevas generaciones en su conjunto tienen mayores capacidades. "Si se hacen comparaciones se han de hacer de forma justa, no elitista. Ha habido un incremento del acceso muy notable por tanto una pérdida de elitismo en la educación", recalca el profesor Calero. En su opinión, y a la vista de este informe, los recientes resultados de la encuesta PISA "no resultan tan malos en perspectiva generacional, ya que los chicos de 15 años estaban solo un poco por debajo de la media".

"Las generaciones actuales tienen mejor educación que las anteriores", asegura Antonio Cabrales, investigador de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), para quien hay que tener en cuenta que, según los últimos estudios al respecto, se ha registrado un cierto parón en este progreso en la generación educada con la LOGSE. "Y las cosas malas que pasan a los 15 años se mantienen en el tiempo. Las capacidades cognitivas adquiridas entonces luego son decisivas para determinar sueldos, productividad, etc", concluye.

Un modelo productivo sin valor añadido

La formación educativa de una persona no solo debería ceñirse a la etapa de educación obligatoria o universitaria. Los años de desempeño profesional también son años en los que se pueden y deben ampliar o afianzar las capacidades y las competencias. Y es esta otra de las fallas del sistema educativo español, tal como señalan los investigadores consultados por este medio.

"Tenemos un sector productivo con un bajo nivel de formación continua de trabajadores. El sistema no genera productos y servicios con suficiente valor añadido y no necesita trabajadores que aumenten sus niveles de competencias", estima el profesor Calero, que a pesar de que constata que el panorama es desalentador, "hay que afrontarlo".

Junto al escaso valor añadido del sistema productivo, otra de las claves de los malos resultados del PIAAC es, según Antonio Cabrales, la relación entre temporalidad y educación. "Los trabajadores temporales, en general, se forman menos y acaban teniendo menos competencias que los indefinidos". Es decir, que reducir la dualidad del mercado laboral mejoraría, en teoría, el nivel educativo medio en España.

No hay soluciones mágicas

Los académicos consultados por 20minutos.es reconocen que no hay "balas mágicas" para mejorar en el corto plazo las capacidades y competencias de los españoles. ¿Es una cuestión de dinero? A ciertos niveles, ya no. "Lo que dice la evidencia científica de la OCDE es que solo incrementar el gasto en Educación no es la clave. Al nivel de los países occidentales son más necesarias otras reformas que tienen que ver, por ejemplo, con la forma de trabajar de los profesores, con la rendición de cuentas o con el lugar de la Educación en la sociedad", opina el profesor Cabrales.

"Si cuesta cambiar las competencias ya en el actual sistema educativo, imagínese cambiarlas en el grupo de población de hasta 65 años", reconoce Jorge Calero. Tal como señala, actualmente hay una cantidad enorme de personas fuera de los procesos educativos y de formación. "Sin ser una solución fácil, las vías adecuadas pasan por democratizar aún más la educación y fomentar el acceso a la formación continua de los trabajadores. Y otra cosa más difícil es lograr ese cambio paulatino del sistema productivo hacia un mayor valor añadido", recalca.

El actual acceso a la formación continua, según Calero, "está muy sesgado en favor de los trabajadores indefinidos. Y dentro de estos, especialmente sesgada en aquellos que tienen un nivel educativo previo más alto". Esto acaba por acentuar las diferencias, por lo que los académicos apuestan entre otras medidas por eliminar la dualidad laboral y concienciar a las empresas de que apostar por la formación continua les beneficia.

Son bien conocidos los resultados del sistema educativo finlandés, uno de los que año a año lidera los indicadores. ¿Puede España imitar el modelo finés? En opinión de Antonio Cabrales, "sí, hay cosas que deberíamos imitar. Allí los profesores, por ejemplo, son un colectivo prestigioso socialmente. Habría que aumentar para ello el nivel de acceso a los estudios para aquellos que quieran ser profesores. Ello a su vez acompañado de un aumento de la exigencia en las facultades, ya que una nota de corte mayor permite aumentar el nivel", indica.

Al igual ahora la gente estima que "no cualquiera llega a ser médico, habría que llegar a conseguir que muchos de los mejores alumnos aspiraran a ser profesores", señala Cabrales, que además incide en que, excepto por algunas excepciones, no existe en España esa consciencia desde pequeños de que tener el mejor expediente facilita un mejor rendimiento en el futuro.

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