La llamada que recibió el maquinista Garzón Amo era del interventor que iba en el tren

Antonio Martín Marugán, interventor del tren Alvia, poco después del accidente.
Antonio Martín Marugán, interventor del tren Alvia, poco después del accidente.
GTRES
Antonio Martín Marugán, interventor del tren Alvia, poco después del accidente.

La llamada telefónica que recibió Francisco José Garzón Amo, maquinista del tren accidentado en Santiago el pasado 24 de julio, en el momento anterior al descarrilamiento era del interventor Antonio Martín Marugán, que viajaba en el mismo tren Alvia Madrid-Ferrol, en el que murieron 79 personas, han dicho fuentes próximas a la investigación.

Las mismas fuentes han detallado que en dicha llamada, efectuada al teléfono móvil corporativo ahora extraviado instantes antes del impacto, el interventor le pregunta a Garzón cómo va, a lo que él responde que están llegando, tras lo cual recibe una nueva indicación de su interlocutor sobre la vía en la que "debía parar".

El maquinista del tren no dijo nada al juez en un principio sobre esta llamada en un intento, según barajan fuentes policiales, de encubrir al otro trabajador. Sin embargo, Garzón Amo se presentó voluntariamente en la mañana de este miércoles en el Juzgado de Instrucción número tres de Santiago con su letrada para declarar de nuevo ante el juez Luis Aláez, identificar a su interlocutor y puntualizar que no estaba hablando en el momento de la salida de vía, sino que había colgado segundos antes.

"Llamé al conductor para que se apeara una familia"

La comunicación telefónica entre maquinista e interventor, que duró dos minutos, se efectuó instantes antes del impacto y entre teléfonos corporativos. En sus declaraciones policiales, el interventor Antonio Martín Marugán contó que iba sentado en el vagón tres, pero nada acerca del uso del móvil en el tramo inmediato a la curva de A Grandeira, en el barrio compostelano de Angrois.

Sí contó Marugán, que resultó herido leve, que había hablado con Garzón Amo cuando asumió el mando del convoy en Ourense, donde relevó al otro maquinista, Javier Illanes Álvarez, actualmente de baja laboral y que continuó el viaje como un pasajero más para desplazarse a su domicilio, en la provincia de A Coruña.

El interventor, sin embargo, ha revelado el motivo de la llamada. Según parece, Marugán quería facilitar la salida a una familia con hijos cuando el Alvia llegase a la estación de Pontedeume (A Coruña), a 15km del destino final.

Del contenido del diálogo, subraya que le preguntó a Garzón únicamente si al llegar a Pontedeume podía entrar por la vía más próxima a la estación. La respuesta de Garzón fue afirmativa, y entonces el interventor le habría contestado que no se preocupase, que él llamaba a quien correspondía para que lo autorizasen a tomar esa vía y no la otra que existe.

"Solo quería mejorar el servicio de los pasajeros. Hice esto, como siempre, para dar el mejor servicio. Quería saber si el Alvia cabía", razona Martín Marugán desde su domicilio.

Al principio, negó la conversacion

El propio interventor, horas antes de conocerse que el maquinista había confirmado la llamada, había negado "categóricamente" que la hubiese realizado. Martín Marugán ha explicado que en ningún momento quiso "ocultar" que unos instantes antes de que ese tren descarrilase en Compostela había telefoneado a su conductor.

Sexagenario y padre de dos hijos, ha justificado la omisión de este dato en su declaración policial: "Estaba muy aturdido. Mi cabeza estaba llena de imágenes terribles. No era trascendental para el accidente. En ningún momento quise ocultar la conversación, y estoy convencido de que Garzón tampoco".

Al ser preguntado Marugán por si la distracción a la que se ha referido el conductor ante el juez para intentar explicar el accidente pudo deberse a esta llamada, al producirse la misma cuando Garzón Amo tendría que haber frenado, Marugán ha manifestado que los maquinistas "no necesitan las dos manos y los dos pies" para conducir un vehículo de estas características, sino que "puede descolgar" el teléfono y seguir conduciendo, de modo que esa no es la causa.

Solo en caso de emergencia

Fuentes consultadas han indicado que el contacto entre interventor y maquinista solo debería haberse hecho en caso de una emergencia, y que la guía de buenas prácticas de Renfe aconseja suprimir las comunicaciones en puntos críticos, salvo que se trate de una incidencia.

Este martes se supo, tras el volcado de datos de las cajas negras, que Garzón Amo estaba hablando por teléfono en los minutos previos al descarrilamiento. Al parecer, en la llamada en su teléfono profesional el conductor recibió indicaciones "de un controlador" sobre el camino que tenía que seguir al llegar a Ferrol. Por el contenido de la conversación y por el ruido de fondo, "parece que el maquinista consulta un plano o algún documento similar en papel", señalaba el Tribunal Superior en un comunicado.

Desde un primer momento, ha habido silencio de Renfe sobre este asunto. La compañía se limitaba a informar en la mañana de este miércoles de que estaba tratando de identificar y localizar a la persona que realizó la llamada que recibió el maquinista.

Por su parte, Adif no se comunicó con el maquinista en ningún momento del viaje, según aseguraron fuentes oficiales del ente público. Según estas fuentes, Adif tan solo tuvo contacto con el conductor en el momento en que el tren se detuvo a su llegada a la estación de Ourense y después del accidente, cuando el maquinista informó de lo que había pasado.

Según los datos de las cajas negras, instantes antes del accidente el tren circulaba a 192 kilómetros por hora y tras la activación de un freno por parte del maquinista, el Alvia finalmente impactó contra el muro de hormigón tras pasar la curva de A Grandeira, a 153 kilómetros por hora en un lugar en el que el libro de ruta indica que no se puede ir a más de 80.

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