Luis Aragonés no escapa a la maldición de los seleccionadores españoles

  • Desde 1980 España ha tenido ocho seleccionadores y ninguno triunfó plenamente.
  • Luis repite los errores que ya cometieron sus predecesores.
  • Recordamos la etapa final de los últimos técnicos que entrenaron a la selección.

Más allá de los malos resultados, del mal juego y de la falta de carácter en las grandes citas, lo que más llama la atención del mal momento que atraviesa la selección es el empeño de Luis Aragonés en permanecer en el cargo de seleccionador.

Carente de autocrítica y con un discurso excesivamente triunfalista, Aragonés dilapida su prestigio como antes hicieron Iñaki Saéz, Javier Clemente o Luis Suarez.

Con su resistencia a abandonar el puesto, Luis repite los mismos errores que ya cometieron algunos de sus predecesores.

Cuestionados

Desde 1980 España ha tenido ocho seleccionadores. Todos, absolutamente todos, fueron cuestionados en un momento u otro. Unos fueron destituidos y otros se marcharon por iniciativa propia, pero ninguno salió indemne de la experiencia de sentarse en el banquillo de la selección.

Se dice que para evitar los errores del presente, lo mejor es mirar al pasado. Ahora que se vislumbra el final de la era de Luis Aragonés, conviene recordar el final de sus predecesores.

José Emilio Santamaría (1980-1982). Fue el seleccionador durante el Mundial 82, el que se jugó en España. Un fracaso absoluto. Tuvo todos los medios posibles a su disposición y la selección decepcionó como nunca. Tras el Mundial fue invitado a marcharse y él aceptó.

Miguel Múñoz (1982-1988). De la mano de este veterano técnico, España fue subcampeona de Europa en la Eurocopa 84 y dejó un muy buen sabor de boca en el Mundial de Méjico en 1986. A partir de 1987 Múñoz empezó a dar síntomas de agotamiento y sus relaciones con la prensa empeoraron. En 1988 España hizo un discreto papel en la Eurocopa y, cansado, se retiró. Ni él quería seguir ni la Federación mostró mucho interés en retenerlo.

Luis Suárez (1988-1991). Un mal papel en el Mundial de Italia 90 y su enfrentamiento con un muy importante periodista deportivo le condenaron. Una derrota en casa con Rumanía precipitó su destitución.

Vicente Miera (1991-1992). Fue campeón olímpico pero Juan María Villar no confiaba en él. Sólo dirigió ocho partidos a la selección: Villar prefirió contratar a Javier Clemente antes que renovarlo.

Javier Clemente (1992-1998). Siempre tuvo a la mayor parte de la prensa en contra, pero le salvaron los buenos resultados a pesar de que el vasco tampoco pasó nunca de cuartos. La eliminación prematura en el Mundial de Francia 98 y una humillante derrota ante Chipre provocaron "una destitución consensuada", en palabras del propio técnico.

José Antonio Camacho (1998-2002). Los buenos resultados no impidieron que el volcánico Camacho acabara harto de la selección. Renunció tras el Mundial de Corea y Japón a pesar de que prensa y aficionados querían que siguiera.

Iñaki Saéz (2002-2004). Se optó por el perfil bajo de un entrenador especializado en las categorías inferiores. La fórmula no funcionó. La Eurocopa de Portugal fue otro fiasco. Reacio a dimitir, Saéz sucumbió a la presión popular y terminó renunciando.

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