Un cónclave de 120 cardenales elegirá al sucesor de Benedicto XVI el próximo mes de marzo

Imagen del anterior cónclave en la Capilla Sixtina, donde resultó elegido el papa Benedicto XVI.
Imagen del anterior cónclave en la Capilla Sixtina, donde resultó elegido el papa Benedicto XVI.
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Imagen del anterior cónclave en la Capilla Sixtina, donde resultó elegido el papa Benedicto XVI.

En el cónclave para la elección del papa, que se celebrará probablemente entre quince y veinte días después del 28 de febrero, fecha de la renuncia de Benedicto XVI, participarán un máximo de 120 cardenales del Colegio Cardenalicio vaticano. Joseph Ratzinger estará en dicho cónclave.

El cónclave se reúne habitualmente en la Capilla Sixtina dentro del complejo vaticano y empieza unos 15 días después de producirse la vacante, aunque el Colegio Cardenalicio puede establecer otra fecha, que no debe exceder los veinte días. Ello supondría que el cónclave podría celebrarse a mediados de marzo.

El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, no ha descartado que para Semana Santa ya haya un nuevo papa.

"Se fija ese plazo para que los cardenales tengan tiempo de trasladarse a Roma", explica a 20minutos.es Francisco Javier Martínez Torrón, catedrático de Derecho Eclesiástico de la Universidad Complutense de Madrid.

¿Quiénes lo eligen?

Pueden participar un máximo de 120 cardenales electores y tienen que ser menores de 80 años. Vienen de 48 países diferentes, en su mayoría son de Europa —62—, aunque también muchos proceden de América Latina —21—. Además, hay 14 de Estados Unidos y Canadá, 11 africanos, 11 asiáticos y uno de Oceanía.

¿Dónde se alojan?

Los prelados se alojan en el edificio denominado "Domus Sanctae Marthae" o residencia Santa Marta, mandado construir por Juan Pablo II en el interior de la Ciudad del Vaticano.

Aunque los cardenales son trasladados de Santa Marta al Palacio Apostólico en autobús, su aislamiento es total y para ellos rigen las estrictas normas del secreto.

Tienen prohibido mantener conversaciones telefónicas o correspondencia con el exterior, y los teléfonos celulares y la televisión están vetados en estos días. De hecho, el cóclave se celebra a puerta cerrada.

Cómo se elige al nuevo papa

En 2007 Benedicto XVI modificó las reglas para la elección de su sucesor, en concreto el sistema de mayorías que establece el texto de 1996 para la elección de Papa, pero dejó vigente todo lo demás. Así, para elegir al sucesor de Benedicto XVI será necesario obtener la mayoría de los dos tercios de los votos de los cardenales electores en todos los escrutinios.

Hasta entonces era necesaria esa mayoría, pero si tras el tercer día de votaciones y llegados al 33 o 34 escrutinio no se producían resultados positivos, se decidía seguir por mayoría absoluta.

Asimismo, la nueva normativa del papa Ratzinger establece que cuando llegue el turno de voto de los dos cardenales más votados, éstos no podrán participar en la votación.

Cómo se proponen a los candidatos

No existen candidatos, todos los que están presentes en el cónclave pueden ser elegidos y tampoco se hace ningún tipo de campaña para elegir a uno u otro. En nombre de los candidatos debe figurar en la papeleta escrito con una caligrafía distinta a la particular de cada cardenal, y está prohibido a los electores desvelar a cualquier otra persona noticias sobre las votaciones, antes, durante y después de la designación del nuevo papa.

Según el catedrático Francisco Javier Martínez, "salvo en la última elección, cuando todo el mundo decía que sería Ratzinger y finalmente salió él, en las más recientes se manejaron todos los nombres menos el de quien al final resultó ser elegido papa".

¿Qué pasa con el anillo del papa?

Inmediatamente después del fallecimiento o la renuncia de un papa se procede a la anulación del sello, esto es, a la rotura del anillo papal. Con ese anillo se firman todos los actos solemnes de tipo legislativo. "Por un sentido histórico o simbólico, se destruye", dice Francisco Javier Martínez.

¿Quién manda mientras no hay papa?

Según el reglamento introducido por Juan Pablo II en 1996, "Mientras está vacante la Sede Apostólica, el gobierno de la Iglesia queda confiado al Colegio de los Cardenales solamente para el despacho de los asuntos ordinarios o de los inaplazables y para la preparación de todo lo necesario para la elección del nuevo Pontífice". El texto especifica que en esta tarea quedan excluidos "los asuntos que, sea por ley como por praxis, o son potestad únicamente del Romano Pontífice mismo, o se refieren a las normas para la elección del nuevo Pontífice".

Fumata negra o blanca

Después de cada elección se queman las papeletas. La tradición indica que los cardenales provoquen con paja seca o húmeda que el humo sea negro si no se ha elegido papa, o blanco si la votación ha dado como resultado la elección del nuevo pontífice: es la conocida "fumata negra o fumata blanca".

Una vez que el elegido "acepta su elección canónica" como Sumo Pontífice —y elige bajo qué nombre quiere ser papa—, el primero de los diáconos —cardenal Protodiácono— anuncia desde el balcón de la Basílica vaticana la elección del nuevo papa con la tradicional fórmula: "Nuntio vobis gaudium mágnum: Habemus Papam!" y este último imparte la bendición "Urbi et Orbi".

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