Dicen que la realidad supera a la ficción, y este es uno de esos casos. En 1979, el pueblo iraní expulsó al Sha del país y miles de barbudos armados, liderados por Jomeini, proclamaron la revolución. 52 trabajadores de la embajada de EE UU fueron secuestrados, pero seis lograron escapar y se escondieron en la embajada canadiense en Teherán. Era cuestión de tiempo que les descubrieran, así que la CIA tuvo que intervenir. 

Ese es sólo el principio. Porque Tony Mendez (Ben Affleck), experto en secuestros de la agencia, ideó un plan para sacarlos del país: crear una ficticia superproducción de cine (Argo, una especie de falsa La Guerra de las Galaxias), convencer a las autoridades iraníes de que varios profesionales visitaban Irán para localizar exteriores y devolver a los seis secuestrados a la cálida nación del Tío Sam.

¿Descabellado, no? Sí, pero tan real como la vida misma. La historia salió muchos años después a la luz (hasta entonces era material clasificado), se convirtió en un guión y Affleck, actor (El indomable Will Hunting) y director (The Town) de éxito, decidió tomar las riendas. Convenció a George Clooney para ejercer de coproductor y trató de narrar, en dos horas, la apasionante y peligrosa misión.

"Era uno de los mejores guiones que he leído", asegura Affleck, "porque tenía humor, urgencia, peligro y mucho realismo". Así es: Mendez, recién llegado a Teherán, apenas tiene dos días para convencer a los secuestrados de que él es su salvación. De que la locura que les está proponiendo es su única forma de escapar. Yalgo mucho más difícil: Mendez, que simula ser un productor de cine, tiene que engañar a un montón de iraníes desconfiados y furiosos contra los estadounidenses.

El resultado es una película llena de acción y tensión, muy al gusto de Hollywood, pero dotada de un enorme realismo. El trabajo de documentación es magnífico, y la cámara nos transporta a la perfección a la febril y enloquecida capital iraní de esos días. Poco hay que reprochar a una cinta que contagia al espectador del pánico de los rehenes, pero sin perder de vista lo absurdo de su tabla de salvación y que, desde luego, huele a un puñado de candidaturas al Oscar.

El trabajo del director de fotografía, el mexicano Rodrigo Prieto, es estupendo. La música de Alexandre Desplat, aunque a veces demasiado melodramática, también. Lo que resulta más discutible de Argo es la visión ofrecida del pueblo iraní, una masa informe y sin corazón que, por supuesto, siempre puede ser engañada por la inteligencia y sagacidad yanquis. ¡Esto es Hollywood!

EEUU, 2012. Dir.:Ben Affleck. Int.:Ben Affleck, Bryan Cranston,  John Goodman. Dur.:120 min.