Los pronósticos apuntaban a una caída, pero la realidad ha quedado por encima. El PSOE asume los "malos" resultados en las elecciones de Galicia y País Vasco con preocupación. Y con una división interna patente y exhibida ante todos, sobre todo por el sector chaconista. La dirección cree que el partido se encuentra dentro de un "ciclo electoral negativo" y que necesitan "tiempo" para levantarse. ¿Pero cuánto?

Considerando que la marca PSOE "está dañada" desde hace al menos año y medio —"que se vea"—, según explican fuentes del partido a 20minutos.es, y que en su día "no se supo afrontar la crisis", los socialistas son conscientes de que hay que "replanteárselo todo", y que esto no se hace de un día para otro. Quieren conseguir que la gente "vuelva a escuchar" al líder de la oposición, sea quien sea. Pero con tiempo, tal y como reclaman "los dirigentes más sensatos".

Desde que perdió las elecciones del pasado 20 de noviembre, obteniendo el peor resultado de la historia para el PSOE, el secretario general de los socialistas, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha sido revalidado por los suyos en dos ocasiones: en el 38 Congreso Federal y, hace mes y medio, por el comité federal. No obstante, desde el domingo muchos de sus colegas le señalan con el dedo. Él no se ha pronunciado. Ni se plantea su dimisión.

Las mismas fuentes reconocen que, ahora mismo, la ciudadanía no considera al PSOE como "una alternativa" al Gobierno. El partido "ha perdido los mecanismos de conexión con la calle. No está dotado de ellos", dice a 20minutos.es José Luis Prieto Serrano, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la UCM. En su opinión, los resultados del 21-O corresponden "a una tendencia", que se ha dado en la última etapa del PSOE.

Entre el barómetro del CIS de abril y el de julio de este año el PP cayó 4 puntos porcentuales en estimación de voto como consecuencia, entre otras cosas, del desgaste por las reformas económicas. El PSOE, por su parte, creció solo un 0,3%, del 29,6% al 29,9%. La apuesta socialista no termina de despegar, y eso que algo se habría recuperado respecto al 28,73% del voto real obtenido el 20-N.

Es necesario, según Prieto, que el partido se haga con esos mecanismos "para poder recuperar el papel que tuvo en tiempos pasados, que era el del partido que mejor representaba a los españoles". La labor de oposición que está llevando a cabo, por tanto, no convence. Si volvemos al CIS, solo el 6,6% de los encuestados en julio la calificó como buena o muy buena. El 31,5% dijo que era regular; el 35,7%, mala.

La etapa anterior de Pérez Rubalcaba aún es muy pesada. "Estamos cargando con una mochila llena de piedras de lo que fue nuestro último periodo de Gobierno", ha dicho este lunes Ramón Jáuregui, portavoz del PSOE en la Comisión Constitucional del Congreso.

Para Javier Lorenzo Rodríguez, doctor y profesor del Departamento de Ciencia Política de la UC3M, los símbolos en política son importantes, y "cuando uno ha estado en el pasado es complicado simbolizar cosas distintas". En cualquier caso, fue el propio partido el que decidió no cambiar de dirección tras las generales. Se aferró a lo que tenía, pero sin "reorganización interna ni rearme ideológico", explica Lorenzo.

Cabe hasta una comparación en términos económicos: "Si solo hay medidas de austeridad y no hay inversión, no se crece"", añade el profesor. Esto hay que circunscribirlo a un creciente clima de desafección;. La preocupación por la clase política bate récords. "El PSOE atraviesa una situación muy grave, la peor en 35 años", ha dicho el eurodiputado Juan Fernando López Aguilar. Elena Valenciano le ha dado la razón.

La vicesecretaria general del partido ha pronunciado este lunes varias veces la palabra "actualizar". "El PSOE lleva mucho tiempo encerrado en su aparato", opina Prieto, "debería llevar a cabo una reflexión muy profunda, hacer cambios". La reflexión la pidieron el domingo, entre otros, el gallego Pachi Vázquez; otros, como la exministra María Antonia Trujillo, demandaban dimisiones.

"Tenemos una tarea y un mandato", ha contestado Valenciano. Las fuentes del PSOE consultadas dicen que el partido es "impaciente en general", pero insisten en que el proceso, se quiera o no, va a ser "lento".

"Hay que reconocer los errores y tener la misma posición en todas partes", dice el líder del PSOE extremeño, Guillermo Fernández Vara; "Los volantazos nunca son buenos", replica la portavoz del PSOE en el Congreso, Soraya Rodríguez. Y así hasta más de una docena de reacciones en las últimas horas. "A nuestro compañeros les pedimos lo que venimos recibiendo, solidaridad con los candidatos, reflexión serena", dice Valenciano.

Las "luchas intestinas", según Lorenzo, son uno de los problemas más severos del PSOE, el que ha centrado los dos o tres últimos años de la vida del partido a nivel territorial y federal. Además, añade, "en los últimos 6 o 7 años el PSOE ha reducido su base de militantes" y el aparato, pero "en el buen sentido", es necesario. El profesor opina que el debate interno ha desaparecido y ha sido sustituido por un "escenario beligerante".

Esto hace daño, proyecta una mala imagen hacia el exterior y detraen a la base electoral. La analogía, ahora, es con la "autarquía" de ciertas fuerzas nacionalistas que, en vez de cooperar, "intentan que unos se quiten para ponerse otros". Con cooperación y tras una reorganización, habría una "alternativa propositiva" frente al Gobierno, aunque siempre teniendo en cuenta que "no hay que perder la visión institucional".

Pérez Rubalcaba, como líder del partido y hombre importante del mismo desde hace años tiene, en buena parte, según Prieto, "la responsabilidad" de liderar los cambios. O de haberlo hecho antes. El PSOE asegura que esto será así, que va a "acelerar" su calendario para poner sobre la mesa nuevas propuestas, para meterse en el fango del debate territorial y para configurar un modelo político potente; "Somos capaces", explican las fuentes.

En cualquier caso, Valenciano ha pedido "objetivizar las cosas" y no poner como excusa los resultados en los comicios regionales para atacar al secretario general. ¿Pero hay que interpretarlos en clave nacional o no? Los partidos "han jugado" con esto, cree Lorenzo.

Tanto Rajoy como Pérez Rubalcaba han apoyado a sus candidatos, algo normal; aunque, por ejemplo, el PSOE pedía y confiaba en un voto de castigo a Rajoy en Galicia, algo que finalmente "le ha salido mal". Y ahora es el PP el que habla de espaldarazo, aunque Alberto Núñez Feijóo no se planteó la campaña en esos términos, sino que potenció su propia imagen. Y "le ha salido bien".

La "mala interpretación" del Estado de las autonomías tiene que ver con esto. Sea como fuere, dice Lorenzo, el 21-O ha sido un "fracaso" para el PSOE. El partido lo sabe, aunque avisa: el PP también ha perdido votos y en Galicia ha sido "la división de la izquierda" quien le ha dado más escaños. El próximo reto es Cataluña. Después, vendrán los cambios: "Si se ha entendido que no los va a haber, es que no lo hemos explicado bien".