Los Mossos, que durante días mostraron una borrosa fotografía de la sospechosa tomada por una cámara del metro a cientos de personas, habían recibido la orden de entrar e inspeccionar todos los locales de este tipo al tener conocimiento de que la mujer que buscaban, reconocida por un vecino de Sant Andreu, era aficionada al juego.

Este dato, junto con el testimonio de alguna de las mujeres agredidas -cinco, además de las tres fallecidas- de que su agresora parecía tener acento gallego, aceleró la detención de la sospechosa.

Según explicó el inspector jefe de investigación de los Mossos d'Esquadra en Barcelona, Josep Lluís Trapero, la mujer era buscada desde la segunda agresión, a mediados de junio, porque ya se le relacionó con el primer asesinato de una anciana cometido el 10 de junio.

Una lesión cutánea en la mano derecha de la detenida, descrita por alguna de sus víctimas, también ha ayudado a su identificación y detención.

Sobre el móvil de la presunta asesina en serie, el inspector no ha querido pronunciarse.

"Es pronto todavía", ha dicho, aunque ha apuntado que en algunos casos la autora de las agresiones se había llevado alguna joya y dinero en metálico, pero en otros no.

El juez que instruye el caso ha prohibido a la policía autonómica dar información de algunos aspectos de la detención de la sospechosa, que probablemente no será puesta a disposición judicial hasta el viernes.

El forense: "La menopausia puede influir"

Por su parte, el médico forense José Antonio García-Andrade dijo el miércoles que las asesinas en serie no suelen usar la violencia y que el hecho de que la presunta asesina Remedios S.S estrangulara a su víctimas puede significar que está en 'plena menopausia'.

En este periodo de tiempo, la mujer es más agresiva y violenta porque fallan las hormonas femeninas, explicó este forense, para quien la violencia a la hora de ejecutar a sus víctimas puede también deberse a una personalidad "muy trastornada".

Remedios S.S., nacida en la parroquia de Dormeá (A Coruña) el 22 de julio de 1957, separada, con dos hijos, y que trabajaba en un bar del centro de Barcelona, fue detenida a las 21.00 horas del miércoles cuando jugaba en una máquina tragaperras de un salón recreativo situado en la confluencia de la calle Provenza con el Paseo de Gracia.