Una exposición muestra el lento proceso de "destape" en la India

  • Las 'pelis' de adultos indias, que vivieron una edad de oro, están siendo desplazadas por el 'porno' clandestino.
  • La ropa interior y los ambientes sucios eran lo predominante en este tipo de filmes.
  • La India, donde existen muchos guardianes de la moral, está viviendo un proceso lento de apertura a la sexualidad.
Imagen promocional de una de las películas para adultos que triunfaban en la India en las décadas de los 80 y 90.
Imagen promocional de una de las películas para adultos que triunfaban en la India en las décadas de los 80 y 90.
Igor G. Barbero
Imagen promocional de una de las películas para adultos que triunfaban en la India en las décadas de los 80 y 90.

Ambientes sórdidos, pechos femeninos y mucha ropa interior nutren una exposición de carteles sobre el pasado esplendor en la India de las 'pelis' de adultos, desplazadas por el porno clandestino en un país que se destapa, tímidamente.

Morning Show o sesión matinal, que es cuando se proyectaban este tipo de películas durante su época dorada en la década de 1980 y principios de 1990, da nombre a la muestra, a cargo de la galería W+K Exp, que desde finales de agosto se puede ver en Nueva Delhi.

Este cine de serie A atraía, según los organizadores, sobre todo a estudiantes y trabajadores, y tuvo su bastión en el sur, donde gusta decir que el carácter de las mujeres indias es más fuerte. Actrices como Shakila o Silk Smitha llegaron incluso a granjearse cierta fama en una industria, que actualmente muere lentamente debido a la revolución tecnológica.

"Antes no había programas de entretenimiento en la televisión, no estaban extendidas las cintas de vídeo ni existía internet, pero la gente quería ver algo de desnudo y ésta era la opción", argumenta V. Sunil, propietario de la colección y comisario de la muestra.

Un vampiro clavando las garras en las nalgas de una joven, parejas semidesnudas en ropas mojadas o arrumacos sobre un caballo son estampas habituales en los carteles, todo ello acompañado de arañas, bigotes, ojos rojos y labios enormes.

Los títulos no van a la zaga: desde Mujer novata, cuñada experta (que juega con la costumbre del incesto) a Juventud matadora, pasando por El novio loco o La chica de los bosques.

"Lo que más me gusta es que es muy 'kitsch', extravagante. No me da vergüenza pero no estoy acostumbrada a ver este tipo de cosas. Es positivo que las haya", mantiene la joven Aliya Dasgupta. Dasgupta deambulaba sola por la exposición, que permanecerá abierta hasta el 17 de septiembre y está generando más interés mediático que colas de visitantes.

Entre los carteles, llaman la atención varios que utilizan a mujeres blancas u orientales que en realidad no aparecen en el film. Lo hacen "como reclamo", asegura una portavoz de la galería, que alega que la creencia de que "las extranjeras son fáciles" está muy extendida en el país surasiático.

El cliché lo refrendan incluso medios generalistas como el Times of India, periódico indio en lengua inglesa de mayor difusión. En un artículo reciente del diario, una joven rubia occidental en sujetador transparente ilustra un tema sobre la adicción a la comida grasa, y en otro, una secretaria con minifalda y piernas entreabiertas documenta acerca de la importancia de la actividad física diaria.

Más allá de este sexismo propio de una sociedad patriarcal, el país que acunó el Kamasutra da síntomas, muchos siglos después, de empezar a abrirse en el ámbito de la sexualidad, al menos en sus núcleos urbanos.

Las películas de masas de Bollywood se atreven con más frecuencia a mostrar besos efusivos o abordan asuntos como las relaciones prematrimoniales y entre personas del mismo sexo; en la literatura sucede algo similar.

Prendas como los bikinis son ahora (en palabras de la diseñadora Sanchita Ajjampur) las más fotografiadas en los desfiles de moda, aunque esta actitud "no se corresponde con el negocio real".

La ropa étnica sigue superando en la India a la "sexy", explica Ajjampur en una entrevista reciente, y subraya que "hay modelos que todavía tienen muchas dudas a la hora de enseñar mucha piel en la pasarela".

Se trata pues de un destape tímido en un país con abundantes guardianes de la moral, donde la distribución de pornografía continúa estando prohibida y queda relegada al comercio clandestino, en lugares como el bullicioso Palika Bazar, en el centro de Delhi.

Allí, la venta de productos eróticos fluye a toda velocidad entre puestos de ropa y aparatos electrónicos aparentemente nada relacionados. "Toca, toca. Es blandito, casi como uno de verdad", dice un vendedor mientras muestra vibradores, consoladores, muñecas hinchables y objetos no tan fácilmente identificables ocultos en bolsas negras; por si se presenta la policía en una de sus redadas.

"Porno hay todo el que quieras. Indio, en hindi, de Rajastán, Bombay, Chennai...", explica otro comerciante, al tiempo que saca a toda velocidad fajos de copias de DVD de detrás de un mostrador repleto de películas infantiles.

Eso sí, las cintas son a menudo un gran fraude: creaciones caseras en las que la técnica brilla por su ausencia, con falsas penetraciones, burdos tocamientos, ritmo monótono y unas historias que poco o nada tienen que ver con la portada.

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