El atracador, con chaleco amarillo y casco, trata de ocultar su rostro mientras avanza hacia el mostrador. Se dirige a la caja, saca un objeto punzante y forcejea con la dueña, pero ella no se achanta y consigue quitarle el casco. El atracador huye a la carrera perseguido por la estanquera, que asegura que actuó de manera instintiva.
​Lo recuerda como el momento más peligroso de su vida, pero está orgullosa de su reacción porque era la segunda vez que trataban de robarle en pocos meses. Además, su madre, la anterior estanquera, murió víctima de un atraco hace veinte años.