Hace ya mucho, mucho tiempo que Dragon Ball vio la luz. El célebre manga de Akira Toriyama vio la luz en 1984. Pero también fue hace mucho tiempo cuando la serie regular llegó a su fin. Fue en junio de 1995, con la derrota del monstruo Bu.
Sin embargo, aunque Toriyama ya estaba cansado de la historia de Goku, la franquicia ya daba demasiado dinero como para que la productora del anime, las jugueteras y todas las demás empresas que habían adquirido la licencia de los personajes se olvidasen de ellos.
Desde entonces, año tras año, Dragon Ball ha seguido generando beneficios millonarios. De hecho, en el último año fiscal, la franquicia ha recaudado más de 1.000 millones de dólares entre juguetes, camisetas, videojuegos, productos televisivos y todo tipo de merchandising.
Solo en el último cuarto de 2018, Dragon Ball generó 293 millones de dólares para Bandai Namco, la empresa responsable de los videojuegos sobre los guerreros del espacio y compañía.
Por otro lado, en el mismo período, Toei Animation obtuvo unos 49 millones de dólares, un tercio de las ganancias totales de la compañía. El motivo principal es el gran éxito que está teniendo Dragon Ball Super, la nueva serie derivada que, pese a empezar mal, con muchas críticas negativas, ha acabado convirtiéndose en un fenómeno global.
En total, entre enero y diciembre de 2018, Dragon Ball ingresó 1.100 millones para Bandai y 171 millones de dólares para Toei Animation.
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