Violencia, amenazas a periodistas... así actúan los grupos de ultraderecha Madrid Seguro y Bastión Frontal

Bandalismo en Coslada (Madrid) por parte de neonazis.
Bandalismo en Coslada (Madrid) por parte de neonazis.
Atresmedia
Bandalismo en Coslada (Madrid) por parte de neonazis.

Este viernes, La Sexta emitió un reportaje de Equipo de investigación llamado Cachorros ultras que estudió el auge de las organizaciones de ultraderecha durante la pandemia y su modus operandi a la hora de reclutar a los más jóvenes, su mercado nicho.

El programa rastreó la actividad del grupo Madrid Seguro, que organizó la manifestación en Chueca en la que se oyeron cánticos homófobos y se dio pábulo a la simbología nazi. Uno de sus líderes define al grupo como una mera organización compuesta por cuatro asociaciones vecinales. Entre ellas, la San Blas-Canillejas, presidida por el exlíder de Ultras Sur Alberto Ayala de Cantalicio.

Criado en San Blas, Cantalicio sería "bastante peligroso" según uno de sus vecinos, que fue entrevistado por el formato: "Le he visto en ese parque reventarle la cabeza a dos rumanos con botellas de cerveza. Cuidadito, hay mucha gente que parece normal, pero es nazi", advirtió.

El formato pasó a Bastión Frontal, otro grupo de extrema derecha que opera en Madrid. Algunos de sus miembros impidieron la labor informativa del programa, reproduciendo una de las prácticas prototípicas del fascismo. Así, los miembros de Bastión Frontal se negaron a hablar sobre las acusaciones de la fiscalía tanto por presuntos delitos de odio como por el presunto amedrentamiento a los vecinos de Fuencarral, y sobre la incautación de algunas armas en ese local.

Las amenazas de Bastión Central

Pero, ¿cómo consigue adeptos este tipo de grupos? Las personas que se unen suelen responder a un perfil parado y sin perspectivas de futuro y, por ello, los grupos de ultraderecha suelen acudir a los barrios con población más joven de Madrid para reclutar a sus miembros potenciales. Algunas reuniones de Bastión Frontal se celebran en Fuencarral, un distrito al norte de Madrid con casi un cuarto de la población menor de 19 años.

En ese tipo de zonas, tal y como narró una vecina, se puede ver a jóvenes repartiendo folletos de este tipo de asociaciones. Con el programa colaboró también Israel, un periodista amenazado por Bastión Central, que le mandó la ubicación de su casa para que supiera hasta qué punto le tenían controlado por cubrir una manifestación del grupo frente a la embajada de Marruecos.

El grupo se aprovechó de la reciente crisis migratoria para ensalzar sus ideas y, en dicha movilización, se detuvo a cinco integrantes de la organización. "Me mandaron una captura de Google Maps de mi casa y me dijeron mi nombre y apellidos. Después, me mandaron un texto en el que ponía que contaba con cinco minutos para subir un vídeo a Twitter si no quería que se supiera hasta la talla de mis calzoncillos", narró sobre el altercado.

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