Cuatro estrenó este lunes El Chófer, una docuserie que tiene como protagonista a Víctor de la Cruz, chófer de José María Ruiz-Mateos. Además, formó parte de su círculo más estrecho, por lo que contaba con mucha información sobre las polémicas que envolvieron al empresario mientras vivió.

Algunas de ellas estaban relacionadas con el Rey Emérito, Juan Carlos I, tal y como relató el chófer, que también llegó a actuar como brazo ejecutor del político. El formato también contó con Joaquín Yvancos, exabogado de Ruiz-Mateos.

Este contó que Ruiz-Mateos y el Emérito tuvieron una relación muy convulsa que tuvo un punto de inflexión cuando pactaron un negocio por 1.000 millones de pesetas... y Juan Carlos I solo le pagó la mitad, causando un conflicto entre ambos al no cumplir lo acordado.

Además, el hecho de que el por aquel entonces Rey de España pusiese su rúbrica en el decreto de expropiación de Rumasa de Felipe González, en 1983, empeoró la situación, pues según el chófer Ruiz-Mateos pasó a sentirse "engañado".

Sobre el poder de este, Javier Sáinz Moreno, abogado y amigo de Ruiz-Mateos, recordó que cuando su cliente iba a ver al Rey, iba con un coche, con una maleta grande de Loewe llena de billetes, y que "podía pasar por todos los controles de banco sin que nadie le detuviera ni le abrieran la maleta, directo", narró.

"Cuando le llamaba una figura como su majestad el rey yo le pasaba el teléfono, tenían sus conversaciones particulares y deduje que había una relación estrecha entre ellos, pero todo cambió. Pensaba que esos donativos en maletines de Loewe eran suficiente para tener el apoyo del Rey, cosa que que era falsa. En el momento de la expropiación, el rey ni le cogió el teléfono", apostilló el chófer. 

Eso sí, según dijo, en torno a 1987 se reconciliaron. Rosa Villacastín, que también colaboró en la docuserie, resaltó que, mientras que cuando ocurrió el desacuerdo la mayoría de la gente se posicionó junto al actual Emérito, en el presente le han dado la espalda.