Calma en la tormenta

Un golazo de Reyes maquilló otro pésimo partido del Real Madrid en el que Beckham sentenció al final.
Cannavaro intenta rematar rodeado por cuatro jugadores donostiarras.(Víctor Fraile / Reuters)
Cannavaro intenta rematar rodeado por cuatro jugadores donostiarras.(Víctor Fraile / Reuters)
Cannavaro intenta rematar rodeado por cuatro jugadores donostiarras.(Víctor Fraile / Reuters)
Santiago Bernabéu: 60.000 espectadores

Real Madrid Iker Casillas, Cicinho, Sergio Ramos, Cannavaro, Roberto Carlos (Raúl Bravo, min 46), Emerson (Robinho, min 58), Diarra, Reyes (Beckham, min 73), Guti, Raúl y Van Nistelrooy.

Real Sociedad Riesgo, Aitor López Rekarte, Labaka, Juanito, Garrido, Xabi Prieto, Aranburu, Rivas, Gerardo (Garitano, min 51), Gari (Felicio, min 72) y Díaz de Cerio (Kovacevic, min 58).

Goles 1-0 (min 68): Reyes, de libre directo. 2-0 (min 90): Beckham.

Árbitro M. Fernández (C. Asturiano). Mostró cartulina amarilla a Gerardo, Prieto, Labaka y Beckham. Expulsó a Aranburu.

El madridismo pidió culpables tras el ridículo en Lyon y Capello se los dio: Beckham y Cassano. Ambos chuparon banquillo en la visita al Bernabéu de la Real Sociedad. No así Raúl, una vez más titular, una vez más desaparecido.

Ante un equipo con tufo a Segunda, el Madrid certificó su estado depresivo. No juega a nada y el Bernabéu clamó en cuanto olió el panorama. Guti y Reyes, reemplazo de los castigados, intentaban remediar las lagunas creativas de Emerson y Diarra, pero no fue suficiente. Si el equipo se deprime, Guti no anda sobrado de carácter para levantarlo. El primer disparo local llegó a los cuarenta minutos. Y a descansar.

Fue la entrada de Raúl Bravo la que alivió la situación. El Madrid mejoró –algo– en la segunda mitad y Reyes surgió brillante en su estreno. Mandó una falta a la escuadra de Riesgo y la tormenta, ya con viento a favor, amainó. La Real Sociedad fue el calmante perfecto. Con el marcador en contra y uno menos –Aranburu vio la roja– nunca dio sensación de nada que supusiera peligro. La sentencia, de Beckham a la contra, llegaría cuando el partido tocaba a su fin y el público abandonaba el campo, contento por el triunfo, pero mosqueado por observar que el equipo suma, pero no mejora.

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