Borja Terán Periodista
OPINIÓN

Sofía Vergara y la difícil misión de desmentir los prejuicios sobre su charla con Pablo Motos

La incómoda entrevista de Pablo Motos con Sofía Vergara en 'El Hormiguero'
La entrevista de Pablo Motos con Sofía Vergara en 'El Hormiguero'
La incómoda entrevista de Pablo Motos con Sofía Vergara en 'El Hormiguero'

"No tengo ningún problema con él, simplemente estábamos tomándonos el pelo entre los dos". Sofía Vergara, rotunda, ha zanjado la polémica de su paso por El Hormiguero. Digan lo que digan, no estaba indignada con Pablo Motos: simplemente salió al plató a ejercer el buen espectáculo de la entrevista televisiva. Esa actitud que habla claro, pero que no pontifica. Esa personalidad que entiende la comunicación como un partido de ping-pong dialéctico, en el que los mejores son generosos compartiendo experiencias e incluso confidencias. Y ella es de las mejores en esta tarea. Curtida en los shows de más éxito internacional, Vergara siempre es rápida de reflejos, siempre sale al directo sin preocuparse en exceso por el 'qué dirán' y siempre dejando claro lo que es y lo que no. Siempre, no iba a ser menos con Pablo Motos.

Da igual que la actriz norteamericana insiste en público que no estuvo incómoda en El Hormiguero. Al contrario, se divirtió. Pero el titular ya está hecho. La conspiración colectiva ya está consolidada. Y su versión rebatiendo la gresca no ocupará el mismo tiempo y espacio en nuestro ojo. Porque la complejidad de la verdad parece no importar. Elegimos la especulación que da la razón a nuestras vehemencias. Aunque sólo sea una percepción resquebrajada de lo que realmente sucedió en Antena 3.

La época de la abreviatura que vivimos trae estos peajes colaterales. Sólo debemos aprender a relativizar y proteger nuestra conciencia crítica. Por supuesto que Sofía Vergara respondió reivindicándose ante preguntas de Pablo Motos. Pero eso es que eso es una buena entrevista, un punto de encuentro para conocerse, encontrarse e incluso desaprender prejuicios gracias al poder de la conversación. Y los dos estaban gozando la adrenalina del espectáculo de la palabra viva, irónica y mordaz que es uno de los motores de la televisión que transmite, la televisión que cala, la televisión que no crea indiferencia.

Sin embargo, como titular, es más sabrosa la idea de que Vergara estuvo ejerciendo pressing catch verbal contra Pablo Motos, el director del programa diario más visto de la televisión en España. Un éxito que también va unido a lo transparente que es su maestro de ceremonias en pantalla. Y ese día transmitía ese regustillo de sentir cuando tienes una invitada que es la esplendidez personificada. Pero, como diría Chicho Ibáñez Serrador, somos unos morbosillos. Y elegimos la simpleza de la conjura frente a los rincones de la exactitud, que pueden ser más aburridos y menos efusivos. Porque, al final, Sofía Vergara se fue de El Hormiguero pensando que la promoción estaba saliendo redonda y que ya estaba lista para la siguiente entrevista.  

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