El dúo cómico formado por Alberto Casado y Rober Bodegas, Pantomima Full, contó en La Resistencia, muy a su manera, cómo están siendo las protestas en la calle Ferraz contra la futura ley de Amnistía.
Casado y Bodegas contaron una suerte de historia entre surrealista y metafórica para hacer humor con esas manifestaciones, que se desarrollan muy cerca de una de las bases del teleférico madrileño.
"El martes quedamos y nos apetecía un plan distinto y a Rober le hacía mucha ilusión ir al Teleférico, que está al lado de Ferraz", comenzaba contando Alberto Casado.
"Llegamos sobre las siete el martes, y estaba petadísimo, con mucha gente alborotada, impaciente y dijimos ¡cómo lo peta el teleférico!", seguían narrando. Así que atribuyeron ese enfado de la gente a que las instalaciones cerraban pronto y no podrían subir todos.
"De repente la gente empezó a gritar ¡ese presidente es un delincuente! por el presidente del teleférico, porque no puedes vender más entradas que gente cabe", decía Rober Bodegas.
"Había gente con pulsera VIP, una pulsera roja y amarilla, que vale para entrar en más sitios, como en PACHÁ", explicaba Casado. "Le preguntamos a unos que pensábamos que eran de la organización, porque llevan chaleco, pero no", añadía Bodegas.
En esa concatenación de referencias a los manifestantes contra la futura ley de amnistía, Bodegas encontró la forma de mandarle una pullita a El Hormiguero, con el que siempre están bromeando. "Les preguntamos dónde se pillaban esas pulseras y nos dijeron que les sobraban unas de unos colegas que iban a ir a Ferraz y al final fueron de público a El Hormiguero".
"Había gente que llevaba capa VIP", decían sobre las banderas puestas a modo de capa. "Nos saludaron al vernos", dijeron los cómicos haciendo con el brazo el saludo nazi y asegurando que les dieron una bandera numerada, con el 88 [número empleado por la simbología nazi por ser una forma de decir Heil Hitler, pues la H es la octava letra del alfabeto].
"Llegó la poli y dijo que todo el mundo fuera, que se acabó el teleférico", explicaban, lo cual es fácil de asumir para un adulto, pero, decían, "estaba por allí Enrique Ponce con la novia y explícale tú a una niña que no puede subir al teleférico".
El caso es que ambos cómicos y el resto de gente comenzaron a andar "sin rumbo, a dar un paseo espontáneo", con "la pulsera VIP, la capa VIP y un pasamontañas para el frío". Y además, compraron unas cervezas "Águila".
"Los amantes del teleférico odian los semáforos, todo el rato decían 'puto rojo, puto rojo, rojo de mierda", contaban también, siempre con retranca, para acabar con un "¡Viva el teleférico!".
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