Algunos concursantes no pueden soportar tanta presión y no hacen más que llorar. Desde que David Bustamente estuvo en OT no se recordaba una edición tan lacrimógena. Hasta Paula, que fue la última concursante en entrar en la Academia, se siente frustrada. La sevillana no sabe cómo hacer mejor las cosas que le piden los profesores.
Esther no se concentra en sus estudios dentro de la Academia. La Barbie Super Star está más preocupada por su estilismo que por hacer progresos y eso desespera a los profesores. "Con el fracaso que tuve, esta semana me lo estoy currando mucho", asegura la malagueña que se esfuerza enormemente por no desafinar. Pero claro, esto implica que desatienda la coreografía. ¿Conseguirá hacerlo todo a la vez?
El concursante 'invisible'
En la edición de este año también ha quejitas profesionales como es el caso de Iván. El madrileño está cansado de cenar todas las noches lo mismo y asegura que pasa hambre. "El palo del micro está más gordo que yo", dice Iván. Ayer ya le vimos criticar a la cantante Conchita, que acudió como invitada a la Academia, diciendo que "no canta nada de nada". Pero, Iván el terrible no sólo se come la cabeza él sino que trastorna a los demás. "Intento ser perfecto en todo, pero me bloqueo", comenta. Llácer y Manu Guix le meten caña para que deje de crear conflictos entre los concursantes.
No contento con los participantes que ya hay en OT, Manu se ha buscado un amiguito imaginario: Willy. Pero Willy no le cae bien a todo el mundo y Virginia le asegura a Manu que por culpa de su nuevo 'amiguito' le van a llamar "el loco de la Academia".
Pendientes de criticar en lugar de corregir sus fallos, los concursantes siguen dándole a la lengua. Sandra necesita desahogarse porque no está satisfecha con sus compañeras de canción: Tania S. y Paula. La peluquera no quiere salir nominada y no le ha quedado más remedio que ayudarlas.
Anabel sigue chocando con Virginia. Desde que Risto Mejide la defendió, la muchacha está en el punto de mira de todos sus compañeros que la ven como la "rarita". Ellos creen que Virginia quiere dar pena, pero cada vez que abre la boca van a por ella. "No puedo abrir la boca para llevarle la contraria a nadie", comenta triste Virginia.
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